Aunque la protagonista sea una joven, el libro está pensado para el público adulto por su dureza y por los temas que trata. La joven es una estudiante de Berkeley donde se ve envuelta en un crimen que hace que la persiga la policía, el FBI y la Interpol, ese despliegue policial hace que emigre desde esa población californiana al archipiélago de Chiloé no sin antes sufrir una serie de peligrosas experiencias.
Espoleada por sus nietos que la dijeron que cuándo iba a escribir algo que les interesase a ellos, comenzó, como cada 8 de enero, la redacción del libro. Al principio no tenía guión, como siempre que empieza una obra, sólo una idea vaga, "sentada en el ordenador durante dos semanas no se me ocurría nada", relata la menuda escritora chilena, hasta que la idea surge y la plasma como una novela policiaca, "siempre he admirado a los escritores de novelas policiacas, de suspense, que tienen toda la trama en la cabeza, incluso el final, antes de empezar a escribir", cuenta con sana envidia Isabel. Incluso reconoce que se sentía atrapada en más de una ocasión y que no sabía sacarla de algunas situaciones.
Las drogas están presentes en la obra y en su vida. "He utilizado a mis nietos para recabar información, ya que las drogas cambian constantemente", reconoce sin tapujos la novelista chilena. Su experiencia con las drogas en su época de hippie le ha servido para la novela, pero la crudeza que narra no está basada en ella y sí en los hijos de su marido, Willy Gordon, que tiene tres hijos con problemas de adicción, su segunda hija murió a causa de éstas, y los otros lo han superado.
"La tentación de la droga está en todas partes, de eso no se salva nadie", afirma la escritora chilena y añade que hoy en día todo el mundo, incluso ella, ha probado las drogas y el alcohol, " pero no todos somos adictos", agrega. En ese sentido, apuesta por legalizar y comercializar las drogas con impuestos e invertir el dinero que gastan los gobiernos en armas, en la educación y la concienciación de los más jóvenes. Porque para ella la educación, la política y la economía siguen ancladas en el siglo XIX.
"La guerra contra las drogas está perdida", dice enfatizando la palabra perdida y que por ser ilegal se desarrolla toda una economía paralela, llena de cárteles y grupos de presión que hacen que se produzcan muchas muertes y en donde están metidos negocios de todo tipo. "¿Que cómo se sale de la droga? No lo sé", se pregunta y se responde, pero lo que sí tiene claro es que "con este libro no quiero dar ningún mensaje, no tengo respuestas. Sólo tengo preguntas. Sólo pretende contar lo que sabe y ha vivido en primera persona.
Su nueva novela difiere de las anteriores, reconoce estar un poco cansada de tanta "novela histórica". Éste es un libro distinto, contemporáneo y urbano, aunque también refleja el contraste de la California urbana y la rural de Chiloé, un lugar más atemporal donde se tiene tiempo para reconocerse a uno mismo y reflexionar sobre su vida. "Vivimos una cultura en la que no se tiene tiempo para la reflexión y el silencio, en la que no se puede estar sin ruido", analiza sabiamente y este es, precisamente, el tema del libro. Cuando por primera vez la protagonista se encuentra sola.
Según la autora, la tecnología envuelve a los jóvenes y los "libros les dan miedo". Se vive una cultura excesivamente visual e inmediata. Pese a ello cree que el libro pervivirá siempre, mientras que la tecnología es tan cambiante, que no sabemos lo que puede depararnos el mañana. Por eso afirma que "la literatura va a tener su sitio siempre" y eso se nota paseando por la Feria del Libro, pese a los agoreros.
Sobre la concesión, el año pasado, del Premio Nacional de Literatura de Chile, afirmó que "Chile es muy mezquino con su escritores y el éxito no se perdona". Gracias a que el premio salió a la calle y a las redes sociales, pudo conseguir un premio que se concede cada cuatro años y ella ha sido la cuarta escritora chilena en conseguirlo. Relata que hasta el presidente de la república la llamó para decirla que por si él fuera el premio se lo daría a ella.
No se libró en la presentación de preguntas sobre la actualidad chilena y española, la exhumación de Salvador Allende, permitida por sus dos hijas. Cree que es necesaria para saber si se suicidó o fue asesinado. "Chile no puede tener una pregunta tan grande en su historia. Si fue asesinado, se demostraría que el régimen fue corrupto desde el primer momento". El movimiento 15-M también salió a la palestra y reconoció que si ella fuese joven y no una adorable abuela, estaría en las barricadas como ya la tocó vivir en el mayo del 68.
Respecto a la rivalidad literaria con su marido, ironizó sobre el tema, "mi marido es abogado y al jubilarse me dijo que quería ser escritor, a mí nunca se me ocurriría al jubilarme querer ser abogado", dijo sonriendo y continúo relatando que la primera novela era infumable y que le recomendó que la metiese en un cajón y no la sacase nunca. Le dijo que si era abogado escribiese sobre lo que conocía y así lo hizo y comenzó a escribir sobre temas policiacos. Pero, más adelante quiso recuperar algo de esa primera novela, donde el protagonista era un enano pervertido. Harta, le recriminó: "pero, ¿qué enano pervertido conoces tú?
Quien tenga ocasión de ir a la Feria del Libro de Madrid, no deberá perderse el encuentro que la escritora tendrá con sus seguidores en la tradicional firma de ejemplares que tendrá lugar el próximo sábado 11 de junio. La escritora y la novela bien valen un paseo silencioso por el Parque del Buen Retiro.
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