Emparentado con el nuevo periodismo, a Gay Talese (Ocean City, Estados Unidos, 1932) le incomoda esa etiqueta. Hace periodismo en sentido puro. Y lo hace al viejo estilo: sin grabadora (igual que en su día García Márquez) y con curiosidad sana por la condición humana. Talese conversó con el periodista Juan Cruz sobre su último libro, que retrata a una de las grandes familias de la mafia, los Bonnano, y sobre periodismo, en un acto organizado por EL PAÍS. Fue una lección esencial sobre la artesanía periodística, que se puede resumir en tres consejos.
Contra la tentación del poder. Siempre hay una buena historia. Solo es necesario saber buscar. El olfato de Talese, adiestrado en horas de silenciosa escucha en la tienda de ropa de su familia donde las vecinas compraban trapos nuevos y aireaban los sucios, suele conducirle a lo marginal, a lo secundario. "A los periodistas les encanta el poder. A mí, por ejemplo, nunca me interesó cubrir el Capitolio. Creo que podemos aprender mucho de la gente que no es el héroe. En la historia de Strauss-Khan, que está ahora mismo en todos los medios, sería interesante conocer la vida de esas camareras pobres que trabajan en hoteles de lujo. Hay zonas marginales que explican la razón de que alguien se comporte de cierta manera. Un reportero debería dar siempre no solo la versión oficial, a veces hay que ser poco popular para ser buen periodista". Y por si no quedó claro: ¿sobre quién escribiría de las personas que ha conocido estos días en Madrid? La intérprete que le acompaña. Ya sabe que tiene una historia.
"Nunca debes sacar ventaja de la gente y violar su confianza. A veces puedes conseguir una buena historia porque alguien se desahoga contigo y si lo publicas no estás haciendo nada ilícito, pero yo creo que debemos ser sensibles y no utilizar aquello que ha sido un desahogo y que alguien ha dicho con inconsciencia o ignorando el daño que le iba a causar", afirma el periodista estadounidense. Si de algo presume es de que todas sus fuentes han seguido conversando con él tras ver publicada la historia.
Contra la tentación de la soberbia. Talese está en la historia del periodismo por varios artículos. Entre ellos, los perfiles que dedicó a Frank Sinatra, Peter O'Toole o Muhammad Alí. Ellos eran famosos, aunque curiosamente los perfiles sobre Sinatra y Alí están escritos a partir de su observación a cierta distancia y de conversaciones con su entorno. Un método que parece atentar contra el periodismo y que, paradójicamente, se convirtió en un brillante ejercicio periodístico. Son más memorables, sin embargo, sus semblanzas de gente anónima como el periodista de necrológicas del New York Times o el tipo que durante cincuenta años se dedicó a tocar la campana en un ring de boxeo. Esto último fue aprovechado por Talese para animar a los estudiantes que aspiran a ejercer el periodismo y que a menudo le confían sus quejas sobre el futuro. "Lamentan no tener tiempo para hacer una historia o no tener oportunidades, pero no es verdad. Sí se puede. Nadie tiene la existencia garantizada, Picasso al principio no era Picasso, los aspirantes a triunfar como actores o bailarines a veces trabajan de camareros o taxistas. Hay que ser fuerte para tener éxito y humildad".
A su juicio, se trata de una de esas "historias reales" que tanto le gusta escribir y los abuelos del presidente podrían aparecer con normalidad en una de las que componen "Retratos y encuentros", obra aparecida originalmente en 2003 bajo el título "The Gay Talese Reader" y que ahora Alfaguara lleva a España. Traducida por Carlos José Restrepo, la obra recoge algunos de sus mejores artículos y compone, según el autor, "una muestra de lo mejor que puedo hacer en la no ficción".
Talese, que empezó a escribir como periodista deportivo, se encuentra ahora sumergido en un proyecto muy personal, el de escribir un libro sobre su matrimonio con la conocida editora Nan Talese, que ya dura 51 años, y con el que quiere reflejar los altibajos de las relaciones y el nivel de sacrificio mutuo en la pareja para que ésta funcione.
El libro es la asombrosa historia real que inspiró a la serie de televisión Los Soprano. El primer libro de no ficción que desveló los secretos de la Mafia y puso en jaque la vida de su autor, quien viajó a Sicilia y se infiltró en la intimidad de los Bonanno durante seis años.
Una lluviosa noche de octubre de 1964, dos gángsters secuestraron al famoso jefe mafioso Joseph Bonanno, y a la mañana siguiente la policía neoyorquina informó de que estaba muerto. Un año después, Bonanno reapareció de forma misteriosa, y su vuelta desató una sangrienta disputa entre familias mafiosas...
Esta obra monumental, que se lee como una trepidante novela —llena de detalles íntimos y fruto de una brillante labor periodística—, se convirtió en un bestseller desde su publicación en 1971, y fue llevada a la pantalla televisiva en miniseries de la CBS; luego inspiraría Los Soprano. Ningún otro libro ha contribuido tanto a desvelar los secretos, la estructura, las guerras, las luchas de poder, las vidas familiares y las personalidades fascinantes y aterradoras de la mafia.
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