Elinor es juicio, sensatez, ahorro… Marianne es sentimiento, osadía, atrevimiento… Cuando las dos hermanas Dashwood quedan huérfanas de padre, empieza una nueva vida para ellas.
Las dos hermanas Dashwood, viven con su madre, la señora Dashwood, y su hermana menor, Margaret. Después de la muerte de su padre el patrimonio familiar pasa a su medio hermano, John Dashwood, único descendiente masculino e hijo de un primer matrimonio; la familia queda con casi nada y se muda a una casita en el campo que les ofrece un pariente. La novela sigue a las hermanas Dashwood a su nuevo hogar, donde experimentan tanto el romance como una desilusión amorosa. Allí conocen a tres hombres: Edward Ferrars, Willoughby y al Coronel Brandon.
Instaladas en una casa de campo, lejos del mundo de lujo que conocían, Elinor y Marianne conocerán las penurias de la falta de dinero y amigos, de verse convertidas en el objetivo de las habladurías de sus vecinos, del amor y el desamor, de la traición y el engaño.
Jane Austen realizó con Sentido y sensibilidad una de sus obras maestras, una obra de pasiones imposibles y amores demasiado posibles, que presentamos en esta ocasión con la principal característica de la novela, que es el análisis de las reacciones y reflexiones del alma humana.
La trama gira en torno al contraste entre el buen sentido de Elinor y las emociones de Marianne. Las dos hermanas están muy unidas a pesar de su diferente temperamento: la primera es reflexiva y dispuesta a aplicar las normas de la civilización en toda ocasión, la segunda es impulsiva y emocional. Estos dos personajes pudieron basarse vagamente en Jane y Cassandra Austen, con Austen representando a Cassandra como la hermana reprimida y juiciosa y ella misma como la emocional. Austen claramente pretende reivindicar el buen sentido y contención de Elinor, y a un nivel simple, la novela puede leerse como una parodia del pleno romanticismo y sensibilidad que estaba de moda en aquellos años.
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