“El amor verdadero” es una novela que cierra el ciclo de sus obras, considerado éste como una crónica moral de una generación universitaria que parte de principios de los sesenta y se encuentra, cuarenta años después, en el tramo final de un periodo de madurez que es la antesala de la jubilación de los protagonistas y que sirve para reflexionar cómo se ha desenvuelto su vida, qué ha significado y hasta dónde se ha llegado.
“Me sentí como si estuviese volviendo a escribir El mercurio pero ahora con 60 años”, dijo el novelista y continuó refiriéndose a esa obra rompedora y original: “quedó como un hito, no por ser la mejor, si no por ser la primera. Abordaba un realismo social, desde una nueva forma de escribir, más europea, ya que hasta ese momento habíamos estado desconectados de las corrientes que imperaban en Europa”. También se refirió, como cumbre de la novelística de esa época, a Tiempo de Silencio de Luis Martín-Santos.
Guelbenzu explicó cómo son los personajes de sus novelas. “Son una generación de universitarios que vivieron el mayo del 68. No he hecho otra cosa que habla sobre esta gente en toda mi obra, salvo las novelas de temática policíaca, y con esta última novela quedan cerrados”, dijo. El novelista cree que un escritor debe escribir sobre lo que conoce, y lo que él conoce y ha vivido en primera persona es la Transición Española y a los que la han vivido, por eso sus personajes “han hecho lo que han hecho” y ya no queda más por hacer.
El tema de la novela es el amor, pero un amor con mayúsculas, su amor duradero con un afán de supervivencia extremos, con unos personajes que están dispuestos a sacrificar pasiones personales para que un matrimonio funcione hasta el final, “lo cual es un poco extravagante en la actualidad”, subrayó. Es una relación amorosa llevada al límite. Para el autor, el amor que describe su obra tiene “la misma proporción de afecto que de voluntad y los protagonistas llevan al límite el deseo de entenderse hasta el final”, matiza en la charla con los medios de comunicación.
La forma de escribir del novelista madrileño es dura y sin concesiones. La novela es contada por varias voces, como si hubiese distintos puntos de vista en su desarrollo: la pareja, él en unos momentos, ella, en otros momentos de su vida, unidos a un narrador anónimo que se descubrirá al final y otro narrador omnisciente. Lo que convierte a la novela en un friso o fresco histórico observado desde distintos puntos de vista donde los protagonistas son un grupo de gente joven que se rebelan ante una vida que les ofrecen sus padres.
El escritor no rehusó entrar en cuestiones espinosas sobre la situación de la cultura española y afirmó sin ambages que “el mayor desastre de la democracia española es la educación, y quien dice que hoy está peor que nunca se equivoca, siempre ha estado muy mal. En mi época tampoco se sabía redactar una carta correctamente y en la Universidad, sólo un 10% eran personas preocupadas por estas cuestiones. El 90% restante eran personajes gregarios que solamente estaban preocupados con ser notarios. Igual que ahora”, describió con una sonrisa irónica.
Describió a sus personajes como “felices, que llegan al final de sus vidas” y añadió que “a mis personajes no les compadezco en nada”. ¿Su secreto? “El secreto del arte es la crueldad. Hay que ser crueles con la crueldad”, subrayó. Pero esa crueldad sin el ego del escritor se queda coja, por eso, continuódiciendo que “para escribir hay que desarrollar un ego de caballo y pasar por encima de las críticas”, aunque reconoció que para él las críticas habían sido comprensivas e incluso “inteligentes”. “Yo llevo muchos años haciendo críticas, pero siempre sobre novela extranjera”, añadió.
Sobre La mirada dijo que es una novela muy dura y tensa, sin ninguna concesión. “El asesinato que ocurre al comienzo de la novela de forma azarosa, da pie para reflexionar sobre el miedo que pasa el protagonista a partir de ese momento funesto en el que va a ser apartado de la sociedad”.
José María Guelbenzu es un escritor fundamental en lo que se ha dado en llamar “nueva narrativa española”; su obra, centrada en una generación de universitarios de los sesenta, ha sido testigo preferente de la evolución y transformación de un país, desde la ñoñería franquista hasta el despertar de una democracia incipiente. El autor no cree que ese periodo histórico reciente tenga el suficiente poder dramático, pero sí piensa que dejó muchas vidas dramáticas sobre las que merece la pena escribir, y desde luego leer, y la obra de Guelbenzu las describe con una prosa culta, intensa y áspera, sin concesiones.
Puedes comprar el libro en: