La obra del artista belga pertenece a los fondos de pintura de la Colección Telefónica y no se había vuelto a exponer al público desde 2009
Para Laura Fernández Orgaz, responsable de Colecciones y Exposiciones de Fundación Telefónica, "la ocasión que nos brinda el Museo de Bellas Artes de Bilbao de mostrar una obra destacada de la Colección Telefónica enriquece el diálogo entre instituciones culturales y contribuye a uno de nuestros objetivos principales: la difusión de nuestro patrimonio artístico".
Paul Delvaux fue uno de los más afamados pintores belgas, unido a la corriente del surrealismo y, al mismo tiempo, uno de sus seguidores más indefinibles y personales. Delvaux (Antheit, Bélgica, 1897-Veurne, Bélgica, 1994) pinta L'appel en 1944, cuando era ya un artista reconocido. Con anterioridad había expuesto junto a pintores como Magritte, viajado a Italia en dos ocasiones, participado en la Exposición Internacional del Surrealismo con sedes en París y México y realizado su primera retrospectiva en el Palais des Beaux-Arts de Bruselas. Tenía 47 años y le quedaban aún medio siglo de oficio y varios premios y reconocimientos a su trayectoria como pintor.
En sus primeras obras Delvaux recoge influencias del paisajismo francés, sobre todo de la Escuela de Barbizon y de Courbet, y del simbolismo y expresionismo de Ensor y Permeke. Entre 1920 y 1924 estudia arquitectura y pintura en la Academia de Bellas Artes de Bruselas, y es a partir de los años treinta cuando va desarrollando su estilo personal, inspirado, entre otras, por la lectura de los libros ilustrados de Julio Verne, las clases escolares de griego y latín, que le acercaron al mundo clásico, y las visitas a la Feria de Bruselas, donde quedó impresionado por las curiosidades médicas del Museo Spitzner.
L'appel o el teatro del desconcierto
La composición de L'appel presenta diversos motivos característicos en su obra: el esqueleto, la mujer y la arquitectura clásica. En el laboratorio de biología donde estudiaba de niño quedó fascinado por los esqueletos que colgaban de las paredes y que alimentaban el aspecto más lúgubre de su particular iconografía. Las mujeres, venus o evas desnudas, con aire hierático e inexpresivo pueblan de un modo inquietante la arquitectura-escenario de sus lienzos. Las escenas parecen narraciones de un momento atemporal en el que la inspiración clásica unida a la surrealista da como resultado estructuras que deben mucho a Giorgio de Chirico y sus paisajes metafísicos. Sus composiciones tienen proporciones geométricas dentro de un academicismo sumamente clásico y simulan un decorado teatral, aunque silencioso, en el que las figuras-actores mantienen relaciones desconcertantes.
Desde que se incorporó a la Colección Telefónica, L'appel ha pasado por el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona (2003-2004) y el Museo de Bellas Artes de Bilbao, en la muestra La ciudad que nunca existió (2004), la Fundación Picasso en Málaga (2008), el Museu Valencià de la Il-lustració i de la Modernitat, (2008), el Museo Camón Aznar Ibercaja, en Zaragoza (2009) y la Fundación Caja Madrid (2009).