En su recorrido comparte con el lector encuentros, detalles casi inapreciables, instantes del camino que despiertan su nostalgia o evocan el pasado histórico de un enclave concreto. Cada paso, cada poema, sirve como recordatorio de la unión inseparable entre el caminante y el paso del tiempo: el caminante pasa, el camino permanece.
Francisco Basallote Muñoz (Vejer de la Frontera, 1941). En su poética hay una búsqueda constante que se expresa en el recurso emocionado de la memoria y del tiempo que fluye. Es autor de más de una treintena de obras poéticas, entre las que destacan Manuscrito de Cartuja, En las colinas de Bashir, Tiempo deshabitado, Libreta del caminante, Indagación del alba o Aguja de marear.
Ha recibido, entre otros, los premios Antonio Machado de Sevilla, Nacional de Poesía Ciudad de Baeza, Internacional de Poesía Odón Betanzos, Internacional de Poesía Encina de la Cañada, Ciudad de Ronda, Hojas de Bohemia, Nacional de Poesía Paco Mollá, Nacional de Poesía Juan Alcaide o Internacional de Poesía Soledad Sonora.
Pertenece a la Asociación Colegiada de Escritores (ACE) y a la Asociación andaluza de Críticos (AAEC), colaborando en varios medios literarios en los que ejerce la crítica de poesía actual. Es autor de estudios sobre las relaciones entre paisaje y poesía, sobre la vida y obra de Julio Mariscal y de investigaciones históricas sobre la emigración a las Indias. Pintor y acuarelista, ha ilustrado algunos de sus libros, especialmente los de haiku.
Selección de poemas:
REGRESO
Para buscarnos
hemos vuelto. Los días
del esplendor pasaron;
mas queda esta piedra dorada
y el recuerdo que en San Esteban
es cristal que se quiebra:
ya no está solo frente al Tormes,
ha pasado mucha agua
bajo el puente romano.
CONVENTO
Un ciprés en el patio
exacto,
en el brocal
las rosas húmedas
por el rocío y en el albero
solo cenizas
de tiempo detenido.
Incólume de las heridas
de las clepsidras,
el espacio es cristal
de urna, en la que se venera
el cuerpo incorrupto de la memoria.
LLUVIA
Llueve en la Plaza del Comercio
como si arribaran las nubes
desde el Tajo con sus sentinas plenas
de verdes y húmedas nostalgias
que se reflejan en el mármol
junto al bronce de la estatua
que en la lentitud de las horas
parece dudar entre su acomodada pose
y la fuga hacia el arco
de la Vía Augusta
como réplica de otros tiempos.
AURORAS INUNDADAS
De dónde esta luz
que inunda de auroras
oscuras cavidades
de soledad,
abandonado a la dulzura
de su claridad, sierpe extendida
en la acera del Darro
y en el aura, Granada abierta
en vaticinios de jazmines.
MUSICA RECOBRADA
En el silencio de los claustros
la música del agua
detiene el tiempo
en su urdimbre de mirtos.
Venimos de otro espacio
de sombras, exento de pájaros
y de los verdes festones de yedra
que tamizan los muros.
En su marco la historia
y en el sabor frutal
del momento las horas detenidas,
nada existe salvo el agua que canta
lentamente en el corazón
de la clepsidra.
En el silencio de los claustros
todo es olvido
salvo la música recobrada.
VIEJO PUERTO
Este es el óbolo de la tristeza:
la incertidumbre del crepúsculo,
solo en la niebla el nácar
diluido de un sol
emerge como un hito
o enseña estéril
cuando todo termina
en el naufragio,
como estas piedras vencidas
por la costra del tiempo,
solo memoria de tristezas
sin pagar que la Historia olvida
aunque sus restos permanezcan.
Poesía
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