Susana Benet, no se limita a ilustrar la portada del volumen, sino que también firma un excelente prólogo de introducción al lector. Recordemos que Susana es toda una institución en el mundo literario del haiku cultivado por occidentales, y es precisamente ese leit motive, el haiku y sus modalidades, la forma métrica escogida por Muñoz Pizarro para este poemario.
"La mano pensativa" comienza con un fragmento de la obra "Círculo total" que dice así; "...un bosque, ya extinguido, por donde el hombre pasa, materia incandescente, de la luz al olvido". Y en estos versos, Blas encuentra un motivo vehicular para toda la obra, ya que le sirve para subtitular cada bloque. Tras este metafísico envido encontramos el único soneto del libro, titulado igual que la obra, y que sirve de fantástica apertura, no sólo ya por su temática, pues habla acerca de los elementos y de la importancia de trascender al tiempo mediante la escritura, sino por la sonoridad de su rima, un soneto de estilo clásico con ritmo interior, que contrasta enormemente con la blancura de los haikus posteriores. Quizá por ello, por ese contraste tan notorio, y por la indudable belleza y síntesis del endecasílabo clásico, haya escogido Muñoz esta forma poética para comenzar su andadura.
Haikus de la piedra en el agua, es el primer bloque de versos, repartidos en veinticinco poemas, hecho que se repite en los bloques posteriores, veinticinco senryus y veinticinco tankas, lo que dota al conjunto de una armónica simetría. Iniciados ya en ese bosque metafísico, encontramos joyas de valor pictórico como; "Vuelve a llover, se desbordan los cálices/de los narcisos". O "En la maraña/del granado sin hojas, un petirrojo". Es tan densa como luminosa la precisión y delicadeza de Pizarro, muestra un exquisito refinamiento y un control absoluto del formato, recodemos la dificultad de este tipo de poesía oriental, un parangón de imagen y síntesis dominado por Bashô. Además de ceñirse al cómputo de diecisiete sílabas sin rima, lo cual obliga a desdeñar la retórica y el artificio, hay una exigencia en cuanto al yo lírico, una frontera a veces no muy bien definida y que, como en el caso del libro que nos ocupa, no siempre es tan sencillo demarcar.
En Senryus del sueño de la tierra, el segundo bloque, Blas Muñoz Pizarro hace gala de todo su oficio, el oficio de un autor que lleva toda una vida dedicada a la escritura y ha cosechado numerosos éxitos, no en vano alcanza cotas de lírica madurez y consigue trascender con sus acrílicos versos la mirada perpleja del lector; "Entre sus dedos/latía el corazón/de las palabras", "Cae una lágrima/como si fuera un punto:/fin del poema".
En Tankas de la sombra del fuego, tercer bloque del poemario, la poesía de Pizarro se intensifica en registros dada la mayor amplitud métrica que ofrece el formato, y con dos heptasílabos más es capaz de crear poemas como estos; "Junto al jazmín/han crecido alhelíes/que no he plantado: / ¿Quién puede rechazar/un regalo de nadie?". Existe la contemplación del hombre frente a la Naturaleza, existe el sacro vínculo de la persona con el mundo, hay reflexión. "En las paredes/de esta casa de campo/abandonada/la humedad sueña sombras/de los que aquí vivieron".
Un poema en verso libre y una cita de Octavio Paz, cierran una obra bien estructurada y figurativa, coherente con la voz y forma poética del autor. Si como el propio autor reconoció en la presentación del libro en la sociedad general de autores y editores de Valencia, este trabajo lo emprendió como descanso de su obra "Viva ausencia" es decir, escrito en intervalos donde el artista, necesitaba salir de los corsés del canon más estricto para oxigenarse e impulsar su creación. Si es así, entonces, bendito sea ese descanso del guerrero.
Datos:
Título: La mano pensativa
Autor: Blas Muñoz Pizarro
Editorial: Ediciones Fecit (en colaboración con el Ayuntamiento de Lodosa)
Número de páginas: 65
Género: Poesía
Fecha de publicación: 2012
País: España
Poesía
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