La noche anterior tuve la oportunidad de compartir tertulia en la radio con ella. Sentado a su lado, pude percibir los nervios y la emoción de la escritora por el evento que se avecinaba, nada comparable a lo que sería el día siguiente.
Cuando empezó el acto, la tranquilidad se fue imponiendo sosegadamente; no así la emoción, que fue en aumento, hasta que tomó la palabra Myriam de Benito y entonces los sentimientos se desbordaron y fue cuando reinó plenamente esta Dulcinea de la cultura.
El marco no podía ser más incomparable, es una casa de cultura que aúna salas de exposiciones, aulas y lugares de encuentro con un denominador común: la propia cultura en su sentido más puro y holístico. Además, a unos pocos centenares de metros se haya una de las bibliotecas más espectaculares que existen, donde Felipe II reunió la sapiencia más increíble del mundo.
David Felipe Arranz presentó y moderó el acto como si de un programa de radio se tratase. Fue una extensión de El Marcapáginas, que dirige con lucidez y un punto de ironía. Inmediatamente dio paso al concejal de cultura de la localidad serrana, José Antonio Vara, que hizo una presentación erudita y nada política. "Poesía es hablar con el corazón en la mano", recordó el edil gurriato. Myriam escribe con el corazón en la mano, pero también con las vísceras y lo hace desde El Escorial, población donde vivió de niña y que, después de recorrer medio mundo, la acoge ahora para orgullo del pueblo, según dijo el concejal, que nos recordó unas brillantes palabras de Gustavo Adolfo Bécquer: Podría no haber poetas, pero siempre habrá poesía. Junto a Myriam la poesía nunca nos faltará.
Después de una breve y brillante actuación de la intérprete donostiarra Mónica Sánchez Alúa, que nos deleitó con una maravillosa canción, -recordándonos, por su tesitura vocal a Cristina Lliso, la mítica cantante del desaparecido grupo Los Esclarecidos-, le tocó el turno al responsable y dueño de la editorial Amargord, José María de la Quintana, una isla poética en el piélago editorial español, "la poesía de Myriam es un juego entre la mente y la emoción, sus palabras son para meditar, para aventurarse por ellas". Así definió su escritura: para aventurarse y perderse.
Javier Esteban, autor del prólogo del libro, editor del mismo y profesor de la vecina Universidad Camilo José Cela, nos describió a la poeta: "es exactamente como lo que escribe, ni mejor, ni peor", apuntó con acierto. Su poesía es desinhibida, es poesía fractal, poesía armónica y ordenada. Pese al continuo desorden en el que vive, busca el orden y el libro la ha ayudado a encontrar su orden, si bien "su poesía está por hacer", apuntó el editor del libro; "promete", añadió. Y siguió diciendo que "sus poemas tienen una carga de sublimación donde intenta alquimizar la materia más grosera en algo sutil como el perfume que han esparcido por el salón de actos".
Después le tocó el turno a Chema Paz Gago, catedrático de Historia de la Literatura comparada en La Coruña, semiólogo de reconocido prestigio. Ha sido el crítico más duro con el que se ha encontrado Myriam de Benito en su peregrinaje de cuatro años de editor en editor, si bien eso la ha valido para mejorar su poesía, como ella misma reconoció en el acto. "Si tiene tantos padrinos es porque la niña se lo merece", apuntó con tono vehemente. "En su poesía hay razón y corazón, hermetismo y claridad. Su obra es para leer y releer, y para pensar. Hay claridad, lenguaje cotidiano, amor y desamor", señaló el catedrático, que el día anterior compartió con nosotros tertulia literaria en Gestiona Radio.
Anastasia, amiga de la poetisa y actriz francesa, declamó con acento francés algunos de los poemas de Myriam y con ello dio paso a la protagonista del día. Con emociones muy intensas en el corazón, se enfrentó a una concurrencia que deseaba oírle. "Con una emoción intensa he llegado hasta aquí después de sufrir rechazo tras rechazo, hasta que encontré al mejor editor del mundo, José María de la Quintana", el cual volvió a coger el micrófono para afirmar que "yo como editor tengo una visión de locura visceral y excéntrica, por eso me gustó Myriam, que posee la virtud del arrebato del arte".
Myriam dio las gracias a todos los asistentes, a los presentadores de su libro en especial, a su familia, a su papá, Ángel de Benito, también poeta; a su mamá, a su hermana, a sus amigos presentes y ausentes. A Jorge, su amigo catalán que conoció en México y la obsequió con el iris de la portada del libro. A sus amigos tertulianos de El Marcapáginas, Sonia Villaroel, Miguel Pato y un servidor. A todos los presentes, amigos especiales como los cantantes Mónica y Guillermo, que cerraron de forma sublime el acto. "Si bien todas mis decisiones de mi vida habían sido erróneas, desde que entré a formar parte del equipo que dirige David Felipe Arranz, todo ha cambiado, mi vida ha cambiado", se sinceró.
Y continuó desnudándose en público: "a veces me he olvidado de soñar y cuando me ha ido bien, he soñado". Myriam seguirá soñando y nos seguirá deleitando con sus versos irrepetibles. Terminó con unas palabras cargadas con la fuerza de la razón y del amor: "El prosista escribe con la mente. El poeta escribe con el corazón". Y yo me pregunto: ¿con qué escribe el periodista? Algún día me lo responderá.
El acto concluía entre firmas y besos. Todo tiene su poesía. La piedra de El Escorial tiene esa poesía fría pero firme de la construcción mastodóntica que asombra al mundo. Como asombrados se quedaron sus amigos, que la acompañaron en el día más feliz de su vida, el parto de su primer libro en el que le acompañaron todos los citados, y amigos como Javier Expósito, el periodista Ricardo Martín, látigo de gatos empapados, el actor Emilio Linder, magnífico declamador de versos, el fotógrafo Ángel Hidalgo, el experto en arte y literatura, Guillermo Pescador, Alberto Curiel, Marina Casado, Ana de Gracia y tantos otros que se fueron con un halo de poesía en el corazón.
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