Sin embargo, en el segundo poemario nos ofrece concesiones al verso libre así como una mayor utilización del eneasílabo, lo que demuestra que además de conocer los cánones, amarlos y respetarlos nos da buena cuenta de su versatilidad como literato. Rima consonante, asonante, inclusión de haikus, son evidencias de la gran variedad que Gregorio nos ofrece con su riqueza estructural, riqueza que su talento sabe extender al ámbito gramatical utilizando un léxico tan implícito con las imágenes que describe, como acertado por su simplicidad.
Esa simplicidad patente, es una desnudez en sus versos que sobrecoge, su testigo es un presente en pos de la breve sinceridad. No hay artificio, no hay retórica, sólo Poesía en su hondo calado argumental.
Al leer la primera parte del libro "Con las palabras, con el Tiempo" uno siente la desazón del que vive en la duda y lanza preguntas metafísicas que nadie responde, pero Gregorio, no sólo dramatiza esa angustia del ser humano como lamento, sino que nos ofrece además un hilo de esperanza. El tono solemne y evocador de la obra se resuelve por los dos poemarios como si un mismo velo los envolviera, un velo de hondura y transfiguración tan agreste como espiritual, tan humano como divino.
En "No hay vado en el fuego" los versos circunscriben un mosaico de versos neorrománticos, una alborada de poemas de amplia gama cromática llenos de intensidad y sentimiento. Un buen ejemplo de ello es el poema "Canto" dedicado a Rafael Puerto, amigo del autor, o "Perderás la luz".
No es casualidad encontrar en esta obra, referencias a Tarkovski o Bergman, brillantes cineastas admirados por Gregorio, pues de la misma manera que éstos invadieron sus obras con intensos mensajes metafísicos y atractivas puestas en escena, Gregorio hace lo propio quizá en homenaje a ellos, por tanto talento ofrecido.
Con su poema "Bella de día" que tal vez y dada su formación audiovisual haga alusión a la mítica cinta de Buñuel, alcanza cotas de un lirismo barroco que no deja indiferente al lector e invita a degustación una y otra vez.
Pero si hay una constante en la poética de Gregorio Muelas, además de su visual pasión por lo que hace, es una omnipotente e inexorable sombra del Tiempo. El Tiempo en los versos de Bermúdez, discurre líquido ejerciendo todo su poder como centinela, intenta macerar una voz que se rebela y como resultado está el triunfo poético de esa experiencia vital.
He de confesar que el hecho de que Gregorio conciba entre otras formas, la Poesía de forma melódica por la consonancia de su rima así como antropológica y telúrica por la profundidad de sus temáticos matices, hacen de "Aunque me borre el Tiempo" no sólo una obra interesante para el que suscribe estas palabras, sino brillante y absolutamente recomendable, además de presumirse como el punto de apoyo de una extraordinaria obra posterior ya vaticinada en la belleza de estos versos.
Ficha técnica:
Obra: Aunque me borre el Tiempo
Editorial: Círculo Rojo
Número de páginas: 107
Autor: Gregorio Muelas Bermúdez
Género: Poesía
Fecha de publicación: Junio de 2010
Lugar: Valencia (España)
Poesía
Crítica literaria
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