El libro fue presentado por el profesor Mario Hernández, que ha prologado la obra, y por su gran amor en la etapa final de su vida, Sabina de la Cruz, también profesora de Literatura, que ha acometido una ingente labor rescatando los poemas que habían permanecido olvidados en unas carpetas durante algún tiempo.
Cuando el 29 de junio de 1979 falleció en Madrid Blas de Otero, dejó una imagen de poeta popular en ardua lucha contra el régimen franquista. Ésa es una de las caras de su vida y de su obra, masacrada por la censura del dictador. El poeta, nacido en Bilbao en 1916, fue un hombre de excesiva complejidad, asediado por las depresiones y nada mejor para comprobarlo que la lectura de su último libro que se presenta: Hojas de Madrid con la Galerna.
Mario Hernández glosa en el prólogo la figura del poeta bilbaíno y disecciona su obra con agudo bisturí. La obra ahora publicada resitúa la figura de Blas de Otero, poeta admitido en el canon de la poesía del siglo XX, en el purgatorio de la poesía social, pero va más allá y podemos leer versos donde el humor y el dolor del alma expanden hasta el infinito; es una obra que no se queda en los tópicos de los manuales de literatura. El prologuista califica la obra como "un mazazo a la poesía española", un toque de atención a la tradición.
Esta obra de Blas de Otero tiene una conexión cervantina en muchos de sus poemas y también es clara la influencia lorquiana del Poeta en Nueva York. Es en definitiva una reflexión histórica sobre la libertad. "Los registros, los tonos de la obra dan una amplitud al libro que es claramente un acontecimiento cultural de primer orden", afirmó rotundo Mario Hernández en su presentación.
Después del profesor tomó la palabra Sabina de la Cruz, el gran amor del poeta al final de su vida, quien relató el proceso de búsqueda de la obra, "me he encontrado con muchos más poemas de los que yo me esperaba", afirmó, lo cual ha hecho que el proceso de edición haya sido muy largo, de hecho han sido más de 30 años lo que se ha tardado en dar a la luz estos textos fundamentales para entender la poesía, quizá mal llamada social.
Había hecho la poesía, pero no había construido el libro
Blas de Otero solía guardar sus poemas en dos carpetas, una con el rótulo de SÍ y otra con el de NO. Según las varias lecturas que realizaba iba colocando los poemas en una o en otra según creía si se debían de publicar o no. Según Sabina, con los papeles y carpetas del poeta bilbaíno Blas de Otero "había hecho la poesía, pero no había construido el libro", afirmó.
Sabina calificó al poeta de "meticuloso" y "valiente"; "parecía un poeta serio y en los momentos que estaba temiendo por su vida, aparece con un valor y un deseo de seguir viviendo y de no llorar". Recordó los amargos momentos de la salida del hospital. Estas experiencias quedan reflejadas al final del libro en los poemas denominados como La Galerna, que escribía al final de su vida y que no son otra cosa que la denominación que hacía de sus depresiones, acontecidas sobre todo en los otoños y primaveras. Y en esta parte se encuentran "algunos de los poemas más bellos de la producción de Blas", afirmó Sabina.
"Blas de Otero estaba inmerso en la poesía de todas las épocas", continúo diciendo e hizo una breve glosa de su manera de ser, "se implicaba con todo y para todo, pero lo tenía que sentir, por eso él repetía en muchas ocasiones cuando no veía claro algo: es que no lo siento con todo el pecho", señaló.
Para Mario Hernández lo esencial de la obra de Blas de Otero fue que "incorporó lo cotidiano a la poesía. Hasta ese momento lo habíamos visto en la prosa, pero no en la poesía. Él fue el primero", concluyó.
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