Juana de Arco es un relato realista, vigoroso, dramático, magnífico y evocador. Nos transporta a la plenitud de la Guerra de los Cien Años, con toda su grandeza. La acción gira en torno a la figura sublime, insigne y valerosa de Juana de Arco y de una estampa vigorosa y espléndida del siglo, llena de majestuosidad y armonía. A través de estas emocionantes páginas se suceden una tras otra, escenas de heroísmo, unidas a la figura leal de Louis de Conte, escudero de Juana y compañero de sus triunfos en el campo de batalla, al que el genio narrativo de Mark Twain hace presunto autor de esta grandiosa historia que podría figurar entre las más increíbles leyendas de caballería, incluido el trágico final de la Doncella de Orléans.
Twain nos relata la historia en primera persona, desde el punto de vista del personaje que comentábamos antes, Louis de Conte, quien conocía a Juana de Arco desde que ésta tenía siete años y quien la acompañó durante su infancia en el pueblo de Domrémy, durante sus campañas contra Inglaterra y sus aliados franceses y, por último, durante su proceso judicial de manos de la Inquisición y su martirio; las tres partes en las que se divide la novela.
Al contrario que en otras de sus obras, en Juana de Arco, Mark Twain deja a un lado sus diferencias con la Iglesia para centrarse en la figura de Juana, pese a la estrecha relación de la joven heroína con Dios y las revelaciones que le concede. La única crítica que realiza es una durísima acusación al tribunal inquisitorial que llevaba el caso de la Doncella de Orléans: el obispo que llevaba la voz cantante había sido sobornado con un Arzobispado tras la muerte de Juana, los jueces no permitieron que Juana tuviera ningún apoyo en su defensa (ni expertos en leyes ni testigos), se perdían de manera sospechosa los documentos que hablaban a favor de Juana, no se le permitió apelar a tribunales neutrales… Por tanto, los abusos y la corrupción de la Iglesia medieval sí que salen a colación en la novela.
La figura tan especial de Juana tampoco escapa al autor, quien señala que el hecho de que una joven campesina consiguiera el respeto de jueces, los más grandes generales de la época e incluso del rey de Francia o, sin tener ningún conocimiento de leyes, lograra mantener a raya a un tribunal de sabuesos locos por hacerla pedazos, la transformó en una mujer inolvidable en las circunstancias en las que vivió.
En definitiva, una lectura muy recomendable para adolescentes, jóvenes y mayores, que trata de la mujer más admirable de la Humanidad que llevó a cabo una de las gestas más asombrosas en la historia de Europa.
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