Este tino se refuerza por la elección del autor de cada uno de los libros aludidos. En efecto, nos encontramos ante investigadores y profesores de probada solvencia y rigurosidad científica, rasgos que definen a Salvador Forner, autor de la obra que tenemos entre manos.
Del análisis de Canalejas. Un liberal reformista, lo primero que sobresale, desde el punto de vista formal, es la óptima estructura de la obra. Consta de 6 capítulos a los que debe añadirse un prefacio, un epílogo y los dedicados a glosar las notas y el ingente manejo de fuentes y bibliografía. Todo ordenado de manera coherente apostando por la narración cronológica. Asimismo, supone un acierto que el autor ubique las notas al final del libro, facilitando así el dinamismo en la lectura y la profundización posterior en los aspectos analizados.
Salvador Forner adopta un enfoque holístico del que se beneficia el lector puesto que no sólo analiza la figura de Canalejas, sino también el sistema político-económico de la Restauración, esto es, la España en la que vivió el protagonista objeto de estudio. Así, no pasan desapercibidos ciertos actores (Pablo Iglesias, Moret, Maura, Cánovas) con los que interactuó y con los que no siempre estuvo de acuerdo, ni tampoco el deteriorado panorama nacional en el que la comisión de magnicidios se había abierto un hueco en el paisaje.
Igualmente, otro acierto del autor radica en que, aunque recalca en numerosas ocasiones que Canalejas fue la gran esperanza de renovación para el Partido Liberal frustrada por su asesinato, rechaza deliberadamente proponer hipótesis contra factuales, algo que observamos desde el principio. ¿Por qué? Así lo explica Forner: “su muerte en plena madurez, cuando aún le quedaba un largo camino por recorrer, truncó una de las posibilidades de renovación del liberalismo español, sin que ninguno de los dirigentes que le sucedieron rayase a su altura” (pp. 15).
Sin embargo, esta tesis es compatible con la siguiente afirmación, “como ha señalado Carlos Seco, Canalejas representó solamente una especie de accidente en la trayectoria política de la Restauración, un fenómeno que se desvaneció entre la falta de antecedentes y la falta de proyección hacia el futuro. Fenómeno personal, por tanto, que al no hallar continuadores sólo significó un paréntesis en la evolución del régimen” (pp. 182).
Con todo ello, a lo largo de las 200 páginas de que consta la obra, descubrimos a un político, Canalejas, alejado de los estereotipos recurrentes de quien se dedica “a la cosa pública”. Nuestro protagonista se guió únicamente por sus principios (que chocaban frecuentemente con los de su partido) lo que le llevó a rechazar el sectarismo como modus operandi.
En este sentido, reconocía los méritos de sus adversarios conservadores cuando la ocasión así lo demandaba. A modo de ejemplo de esta premisa, Forner insiste en que tenía mejor opinión de Cánovas que de Sagasta. Igualmente, cuando su partido, empujado por la deriva radical liderada por socialistas y republicanos arremetió de manera ventajista y oportunista contra Maura, él se opuso.
Sus ideas políticas, igualmente, se caracterizaron por tener carácter visionario. Así, otorgaba un rol fundamental al Estado como corrector de desigualdades sociales, aunque sin dotar a aquél de una naturaleza mesiánica o totalitaria, aspecto que también rechaza para sí mismo: “ni aspiro a jefaturas, ni pido carteras, ni solicito prebendas. Llego en esto hasta desear no ser ministro. Al lado de las ideas juzgo que todo esto es pequeño” (pp. 96).
En este punto, también se aprecian ciertas dosis de pragmatismo en Canalejas, producto de la observación del medio en que vivía: o los sectores situados extramuros del sistema se integraban en éste o el estallido de problemas sociales sería inminente. Al respecto, él afirmaba lo siguiente: “compárense las masas que acompañaban y sostenían a demócratas y republicanos en los años del 68 al 73 con las muchedumbres que reclutan hoy socialistas y anarquistas. Las masas se han ido, no por veleidad o manía iconoclasta, sino porque en realidad faltaba contenido social a los partidos más avanzados” (págs. 56-57).
En definitiva, una obra oportuna y necesaria donde el rigor y precisión de Forner nos acercan a un personaje trascendente de nuestra historia, en el que confluyen virtudes hoy en día en desuso entre los servidores del Estado.
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