En esta ocasión Juan Gabriel Vásquez ha querido contar la historia de un caricaturista político de su país. Para eso se inventó un personaje peculiar, Javier Mallarino, que desarrolla su trabajo en un conocido periódico colombiano. Sus caricaturas y sus dibujos son auténticos editoriales de periódico y, por ello, es amado y odiado casi a partes iguales. Los políticos le aborrecen tanto como le temen, hasta llegar al punto de querer tenerle como amigo o, por lo menos, no como enemigo.
En este juego cae un político conservador, Adolfo Cuéllar, que es invitado a una fiesta en su casa. Allí ocurre una tragedia con la hija de unos amigos. Este político es denunciado como pederasta y aquello acarreará consecuencias que dan al traste con vidas y con reputaciones.
El escritor colombiano, autor de la sensacional novela El ruido de las cosas al caer, ha escogido una profesión que en muchas ocasiones ha perdido su sentido y que ya no es como fue. Las caricaturas van quedando como una forma testimonial del periodismo que en el tiempo digital se va arrinconando, quedando algunos como meros espectadores de un presente que cada vez corre más rápido y ya no reflexiona sobre esos dibujos que pretendían ser la conciencia crítica de la sociedad.
Las reputaciones que salen más dañadas son las de los políticos. “No podemos confiar en los políticos”, “nuestros líderes no están liderando nada”, son frases que podemos leer en la novela dichas por sus protagonistas en un contexto donde los políticos cada vez están más denostados, con toda la razón del mundo. El problema de la clase política es un problema que se da en casi todos los países, pero en el nuestro especialmente. Juan Gabriel Vásquez se hace eco del sentir de la ciudadanía, harta de una clase anclada en el pasado y sin ganas de renovarse. Si para el escritor Colombia es un país eternamente enfermo, no dista mucho lo que ocurre en otros países.
Aparte del problema de la política, hay otros que son consustanciales a todo el mundo. La familia es uno de ellos. En esta ocasión, describe a una familia rota y destrozada que no se consigue salvar pese a los esfuerzos de sus componentes. Otra es el querer llegar a saber la verdad de lo sucedido. La niña víctima de los supuestos abusos quiere ir hasta el fondo de la cuestión y por eso aborda a Mallarino para preguntarle su versión de los acontecimientos que vivió de niña. Son estos los pasajes más emotivos y duros de la novela.
Las reputaciones es una novela corta, un género al que se enfrenta por primera vez el escritor. Es una reflexión sobre lo que ocurre en su país que se puede fácilmente extrapolar a otros. Con una escritura concentrada, nítida y corrosiva va describiendo situaciones y aconteceres cotidianos a un oficio singular. El periodismo, en general, es otra de sus preocupaciones. La importancia de que haya profesionales independientes que practiquen una profesión tan denostada. Sus descripciones son precisas y valientes, con la contundencia a la que nos tiene acostumbrados. Sus novelas siguen creciendo de manera exponencial, de ahí que no nos extrañe el éxito internacional que está teniendo. Las reputaciones es una pequeña joya que un buen lector no debe de dejar de leer.
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