Hilario es un insomne absoluto que lleva semanas sin dormir, lo cual está empezando a afectarle seriamente. Tiene lapsus de memoria, alucinaciones, cree estar volviéndose loco y experimenta lo que él cree que son habilidades sensoriales. Su mujer se suicidó dos años antes, vive solo y apenas sale de casa desde que se jubiló anticipadamente de un aburrido empleo en un banco. En los inicios de la trama de la novela, un completo extraño viene a pasar unos días en su casa. Es entonces cuando su vecina muere salvajemente asesinada. A partir de ahí nada será lo que parece.
El síndrome del delfín nos traslada a Valencia para narrarnos una trama elaborada y oscura que gira alrededor de la vida de un hombre con enormes dificultades para dormir. El personaje de Hilario es uno de los pilares sobre los que se sustenta esta novela, ya que es alguien que, con su enfermedad a cuestas, sus manías y sus tormentos internos da muchísimo juego a la vez que nos muestra las grandes dificultades que presentan los aquejados de insomnio para vivir en nuestra sociedad, como son la dificultad que tienen en ciertas ocasiones para distinguir la realidad de sus sueños, para adaptarse a los horarios del mundo que les rodea o el vivir una vida a medias, con las pilas descargadas.
En cuanto a la trama de la novela, hay que destacar que logra captar la atención del lector desde los primeros momentos con las originales reflexiones y elucubraciones mentales de Hilario y con un asesinato que parece prácticamente imposible de resolver y que consigue poner la vida de Hilario todavía más patas arriba y darle aún más quebraderos de cabeza. El estilo de la novela sigue siendo fiel al más puro Cerdá, una novela negra con un enorme componente psicológico (nunca mejor dicho si nos centramos en la patología del protagonista) y con unos pequeños tintes o matices de oscurantismo y esoterismo (pero mucho menores que en otras de sus obras).
Dejando a un lado la trama y los personajes, la novela también tiene su parte de crítica social. Recordemos en primer lugar que Hilario trabajaba en un banco, lo que le sirve a Cerdá para criticar sus sistemas de trabajo. Por otro lado, también se realiza una importante reflexión acerca de la policía, tanto en el buen sentido como en el malo, que incluye desde las grandes limitaciones (fundamentalmente judiciales, de medios y de personal) a las que se tienen que enfrentar para poder realizar su trabajo de un modo adecuado (en la novela les es imposible realizar una vigilancia al mismo tiempo de una vivienda y su ocupante porque al haber sólo un hombre asignado, tienen hasta que debatir si debe seguir al sospechoso o continuar vigilando su vivienda) hasta el tema de la manipulación de pruebas o el amparo en vacíos legales para sortear estas situaciones.
En definitiva, en EL síndrome del delfín estamos ante la novela más negra de Ramón Cerdá, indudablemente recomendable para los amantes del género.
Críticas
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