¿Cómo nació la idea de Una traición honorable?
La idea primigenia surgió mientras investigaba en los archivos parroquiales del pueblo salmantino de mi padre, El Cubo de don Sancho. No se trataba de una cuestión religiosa, simplemente ambos nos propusimos realizar el árbol genealógico de nuestra familia y aquel era sin género de duda el lugar adecuado. Aprovecho para decir que la genealogía también tiene un papel destacado en esta novela. El caso es que entre las páginas de aquellos viejísimos volúmenes encontré multitud de cosas curiosas, aunque creo que el empujón final me lo dio el registro de un libro de difuntos que describía la negativa de un sacerdote a enterrar en el camposanto a un hombre que se había quitado la vida. Puede que el registro datara del siglo XVIII o incluso del anterior, no logro recordarlo con exactitud. A partir de esa idea, fui construyendo el resto de la trama.
¿La población Garcisancho existió en la realidad?
No, esa es una de las licencias que me tomo en la novela. Garcisancho es un lugar ficticio, un pequeño pueblo donde se desarrollan los hechos más relevantes de la trama. Recibe el cincuenta por ciento de su nombre del pueblo de mi padre. Está situado cerca de Alba de Tormes, en la ubicación que consideré ideal para que la traición del carbonero fuera tan probable como posible.
¿Mucho tiempo para sacar a la luz esta novela?
El proceso de elaboración de esta obra tiene una larga historia. Puede decirse que Una traición honorable contiene dos novelas distintas, una que comienza en la guerra de la Independencia y otra que se desarrolla en nuestros días. Empleé más de un año en escribir la primera versión, que tenía lugar casi por completo en el presente. Unos años más tarde, impulsado por opiniones que consideré muy autorizadas, me aventuré a contar también la historia que ocurría en el pasado. Ahí empleé otro año largo. Y he tenido que robarle mucho tiempo a la familia.
El título de su novela, encierra una contradicción, ¿es posible que una traición sea honorable?
No sé si la traición de mi novela es digna de considerarse honorable, pienso que eso debe decidirlo el lector. Sin embargo creo que bajo determinadas circunstancias y analizada con la perspectiva del tiempo, a veces, puede llegar a serlo.
Hablando de contradicciones. En los 47 capítulos de la novela usa como título la fórmula del oxímoron, de hecho uno de ellos es el propio título de la obra, ¿Qué le atrae de este recurso literario?
El oxímoron es un recurso literario muy potente, que en mi opinión tiene una fuerza expresiva ciertamente singular. Usar dos conceptos de significado opuesto en una sola expresión o, como definía Borges, aplicarle a una palabra un epíteto que parece contradecirla, como traición honorable, muerto viviente o silencio estruendoso. Esa figura retórica les otorga a los títulos de los capítulos un aire original e inquietante.
D. José, usted trabaja como profesor de matemáticas en un centro de educación secundaria. ¿Qué hace un hombre de ciencias, entrenado en el mundo de las letras, escribiendo novelas?
Creo que la pasión por los libros tiene poco que ver con la profesión que a una persona le depara el destino. Siempre he sido un lector entusiasta, y cuando estaba inmerso en la lectura de una novela a veces pensaba que, si ponía el empeño suficiente, quizá fuera capaz de escribir una. Durante mi período militar y los inicios en la docencia escribí algunos manuales técnicos que, visto en retrospectiva, quizá me inyectaran el gusanillo de la narrativa y la necesidad de contar historias. Aunque lo cierto es que empecé a escribir muy tarde, cuando estaba más cerca de los cuarenta que de los treinta.
¿Qué proceso sigue para construir sus obras?
Me gusta llamarlo el método de las cuatro turas: primero está la fase de lectura, leer mucha información con la mente abierta y curiosidad voraz hasta que topas con esa idea que, con un poco de suerte, constituirá el germen de tu próxima novela. Incluso en internet he buscado no poca documentación, usando google maps para entrar por las calles de algunas poblaciones. Luego viene la fase de estructura, una especie de esquema en el que fijo las ideas principales ayudándome de un laborioso proceso de documentación; yo lo llamo sucesión de hechos y lo voy construyendo por capítulos. Para mí es una fase divertida -mi mente de matemático juega con esa ventaja-, porque consiste en resolver problemas y enlazar con trazo grueso las diferentes escenas. En tercer lugar afronto la etapa de escritura, que es para mí la más dura por el esfuerzo intelectual y de intensa concentración que supone. Para terminar dejo reposar el libro un mes o dos, un período de tiempo que aprovecho para recabar opiniones de allegados antes de retomarla y ponerme a limar aristas o recomponer partes que hayan podido quedar poco claras o inconexas. A esta fase la llamo compostura. Supongo que muchos escritores siguen un método similar, aunque por supuesto no lo llamen de la misma forma.
¿En la fase de documentación, cuáles han sido las fuentes? ¿Conocía datos de la historia que nos relata?
Muchas vivencias personales y recuerdos de la infancia, que he tenido que ordenar, agrupar; pero, fundamentalmente, Internet. Sí, hoy en día se puede escribir sobre cualquier lugar del mundo sin salir de casa, tal es la cantidad de información que pulula por la red, aunque he tenido que contrastarla bien. Si quieres describir cómo es la comisaría de Burgos solo tienes que entrar en google maps y pedirle que te muestre una imagen de la fachada, recorrer la calle donde se encuentra, y lo mismo podría decirse de datos que antes solo podías encontrar en una biblioteca especializada o acudiendo a un experto. Por supuesto, hay información que solo puedes conseguir de alguna de esas dos formas, y de hecho yo he hecho uso de ambas. Por poner un ejemplo, le diré que los detalles de la vida y el trabajo de un carbonero los obtuve de mi padre, que se dedicó a esa dura tarea durante su adolescencia y parte de su juventud.
¿Cómo definiría esta novela, en qué género se podría catalogar?
Creo que Una traición honorable oscila entre el thriller y la novela de intriga histórica. En esencia, es la historia de dos familias enfrentadas cuyo conflicto se prolonga a lo largo de doscientos años y ese es el hilo conductor de toda la novela. Durante ese período no cesan de intercambiar venganzas en forma de incendios, asesinatos y otras incluso más crueles de agresión.
Hay trama histórica porque en la novela destaco acontecimientos que guardan relación con la guerra de independencia cubana o la proclamación de la segunda república española; también la guerra civil española y la batalla de Brunete juegan un papel fundamental en el devenir de la historia. El periodo del caciquismo en España durante la Restauración borbónica también aparece reflejado, cuando se deja entrever el microclima propio de los pueblos de la España profunda, con sus luchas, envidias y rivalidades entre familias, cuando se reflejan las relaciones de poder y el uso privilegiado que de él hacían unos pocos. Es una fase de la novela en la que el odio entre las dos familias protagonistas se agudiza y continúa generando secuelas para el futuro.
La batalla de Alba de Tormes en 1809, constituye el punto de partida de tu novela. Sabemos que esa batalla es un hecho histórico real y también que tuvo trágicas consecuencias para miles de nuestros soldados pero, ¿fue la traición, que da título al libro, también un hecho real?
Esa es una excelente pregunta, tanto que pienso sinceramente que nadie sabría contestarla. De hecho es la misma duda que ha marcado la vida personal y profesional del catedrático de historia contemporánea que aparece en la novela con un papel destacado. Tratando de responderla he investigado en numerosos libros que describen el desastre de Alba y he llegado a la conclusión de que todos comparten un denominador común: el ataque contra las tropas españolas del general francés Kellerman durante aquella tarde de noviembre fue temerario y contrario a todas las leyes de la guerra. Lanzar su caballería contra las divisiones españolas sin apoyo artillero y sin el concurso de tropas de a pie era a todas luces una locura, y sin embargo eso fue precisamente lo que hizo Kellerman. Ninguno de los historiadores posteriores ha logrado explicarse por qué el francés decidió lanzar ese ataque en situación teórica de desventaja, y esa circunstancia llamó poderosamente mi atención. Pensé que quizá pudo tener acceso a información privilegiada sobre la disposición de las tropas españolas, algo que en condiciones normales no quedaría reflejado en los libros de Historia. Así fue cómo se me ocurrió la idea del alcalde carbonero y traidor. Por todas esas razones contestaría a su pregunta diciendo que, hasta donde yo he alcanzado a averiguar, tras leer muchas descripciones de aquel combate, esa traición pudo existir perfectamente en la vida real. O por decirlo con otras palabras, no he encontrado ningún libro de Historia que contradiga tal posibilidad.
Muchos autores se inspiran en personas que conocen o personajes conocidos para sus protagonistas. Usted elije a una mujer ¿Por qué?
La génesis de esa idea resulta curiosa. Durante una reunión familiar comenté que tenía en mente escribir una novela, y una de mis hermanas preguntó al instante si el protagonista iba a ser hombre o mujer. Me sorprendí respondiendo que aún no lo había decidido, y entonces ella comentó que haría bien eligiendo a una mujer porque nosotras leemos más y mejor. Su argumento me convenció. Cuando imaginaba a Julia, la periodista valiente empeñada en sacar a la luz siempre la verdad -sé que no abunda en el mundo real de los medios-, caminando con el ánimo destrozado hacia el tanatorio, o recordando la triste historia que puso fin a su matrimonio, o recibiendo continuas broncas por su bajo rendimiento en el trabajo, o investigando documentos antiquísimos en una casa solitaria y a la débil luz de una vela, o arremetiendo contra un político durante la celebración de una multitudinaria rueda de prensa, y hasta cuando metía una pistola en la boca de un hombre, yo estaba viendo el rostro de la actriz Ariadna Gil.
En cuanto al resto de personajes, es inevitable tomar referencias de la realidad, cualquier escritor estará de acuerdo conmigo. Unas veces por homenaje, otras porque al describir características físicas, personas de tu entorno, o de la realidad se pueden ajustar a los personajes. Por ejemplo, la descripción física del tío Anselmo coincide con la de mi padre, el político de apariencia encantadora y que esconde secretos inconfesables se inspira en uno que está ahora muy de actualidad, e incluso el famoso cantante asesinado comparte muchos rasgos de su vida con otro que existió en la realidad y llegó a alcanzar una popularidad internacional extraordinaria. Seguro que los lectores sabrán reconocer a estos dos últimos con suma facilidad.
Su novela es apta para todos los públicos, todas la edades. ¿A quienes invita a leer Una traición honorable?
Puede leerla cualquier persona a partir de los doce o trece años. No contiene escenas de violencia excesiva ni de sexo explícito, lo que en mi opinión la hace apta para todo tipo de público. Además es muy visual y hasta podría servir de guión para cine o televisión, donde los más jóvenes pueden empezar a buscar luego el libro de donde ha surgido.
Ya lo saben, si desean saber el por qué una traición puede ser honorable, les sugerimos que se adentren en esta novela, donde la historia, el drama y la intriga nos sorprenden en cada página.
Para terminar D. José ¿tiene proyectos futuros?,
Una traición honorable (Good Books Editores) es la primera novela que publico, pero no es la única obra que he escrito. Hay otras en el cajón que están esperando su momento, aunque son de un género muy distinto. Solo le diré que el protagonista es un inspector de homicidios.
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