Dicen que, en la más profunda oscuridad, es desde donde se ve la luz brillar con más fuerza. La segunda novela de Juan Laborda Barceló, "La fragilidad del neón", es una magnífica combinación de ambientación histórica, referencias cinematográficas y políticas, extraordinarios personajes y fabulosa trama. Pero, sobre todo, es una novela negra.
Una trama llena de sombras y oscuridad, iluminada por la tenue luz del neón, igual que su portada, igual que la habitación donde duerme su protagonista, Ramón Sandoval, un republicano exiliado en París tras la Guerra Civil española y que sobrevive como chofer de un fragante Citroën DS.
Un hombre que vive a la sombra de unos de ideales que ya se han apagado para él. Como lo están haciendo para su hermano pequeño, el protagonista de una segunda trama en paralelo, como combatiente de la resistencia argelina en África, en la cual se nos muestra toda la dureza de esa y de todas las guerras.
La luz de las estrellas de cine también es frágil, pero a la vez puede ser cegadora, como lo es para la célebre actriz Linda Darnell, cuyo glamour se deja sentir en cada página en donde aparece. La novela tiene un sabor a buen cine, a la época dorada de Hollywood. Juan Laborda Barceló demuestra un dominio del tiempo histórico envidiable y nos hace viajar a una época apasionante.
París es la ciudad de la luz, pero incluso por ella se puede extender la más absoluta oscuridad, como en aquellos años en los que la guerra por la independencia argelina ensombrecía la vida pública de nuestros vecinos.
La fragilidad del neón es una novela negra por todo lo anterior, pero también porque nos habla de perdedores, nos recuerda esas películas noir que han marcado a fuego personajes y frases en nuestra memoria colectiva. Como lo hace Juan Laborda a través de una depurada prosa: “Los malos recuerdos son como astillas clavadas bajo las uñas. Parece que el paso del tiempo hará que cese el suplicio, pero finalmente se infectan dentro de nosotros”.
Hay muchos episodios que destacar en esta obra, como aquel en que el protagonista se ve obligado a asistir a una recepción en la embajada española en París durante el día de la raza. Brillante sin duda este pasaje, en el que un republicano exiliado está de forma oficial en territorio de la España de Franco.
La fragilidad del neón es una novela de excelente factura, llena de matices, una de esas obras sobre las cuales deseas sentarte a hablar alrededor de una mesa con amigos, uno de esos libros que no te cansarás de recomendar.
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