Con el título que ha puesto a su obra, bien podríamos creer que estamos ante la biografía de un boxeador sonado, pero al mirar la portada nos desengañamos, ya que vemos a un personaje decimonónico, con algo del marqués de Bradomín en su elegante silueta. Desde luego, no puede ser un boxeador, aunque en su juventud bien podría haberse dedicado a ese deporte: claro está, en los pesos pluma y como fino estilista. Eso ya cuadra y en su libro lo demuestra desde la primera página. Es, desde luego, un fino estilista.
Dejando al lado el duro deporte de las doce cuerdas, que los británicos siempre lo tuvieron por caballeroso y deportivo, justo como su imagen, vemos una portada que desde luego no se corresponde con el interior del libro. ¡Esta parece la portada de un ministro!, pero no de los de ahora, sino de los de la Segunda República. Y por ahí van los tiros. Fernando Orbaneja es un republicano convencido, anti confesional, anti católico, anti sistemas y anti muchas cosas, pero sobre todo anti estupidez humana.
El libro está dividido en tres partes principales. En la primera escribe una serie de ideas al estilo de Ramón Gómez de la Serna que él denomina Fedoradas, un acrónimo de su nombre, ustedes ya saben de FEDOR: unos pensamientos que se mueven entre la gracia del escritor español y la profundidad del autor ruso del mismo nombre. ¡Qué casualidades! Unas originales, las más; otras de claras influencias de sus lecturas, que Orbaneja reconoce en el prólogo. Las hay generales, políticas y religiosas y todas destilan un sentido del humor fino e inteligente.
En esta parte podemos incluirsus cosas del idioma y sus curiosidades, que creo que él ha incluido en el libro para rebajar tensiones y para dar paso a la segunda y tercera partes, mucho más serias y críticas. Pero no se engañen, esta primera parte es mucho más, no pueden dejar de leerla por las curiosidades del idioma y no sólo por eso, también hay ingenio, como en las palabras que contienen las cinco vocales, ¡yo sólo conocía la del chiste, el animal con las cinco vocales! En mi ignorancia he apreciado mejor su inteligencia sin parangón. Y no dejen de leer los palíndromos, porque son el cenit de los ingenios. ¡Madre mía, qué trabajo lleva hacerlos! Yo me quedo con "seguro ruges" y claro que vamos a rugir cuando leamos la segunda y tercera parte del libro.
La Segunda parte es la más corta, pero no por ello la menos interesante. Es el artículo más largo del libro: La triste historia del cristianismo, que se completa con artículos dedicados a la moral sexual, a Benedicto XVI, al perdón a Ratzinger, que perteneció a las juventudes hitlerianas; a la Conferencia Episcopal, a Rouco Varela y a otros obispos españoles. Esta es la parte más combativa, en la que demuestra un anticlericalismo radical pero científico. Ninguna afirmación es gratuita. Todas son documentadas y hacen que los pelos del nuestro cuerpo se pongan como escarpias. Así es Orbaneja, tan indignado como los jóvenes de la Puerta del Sol, que han leído su anterior libro con atención.
La tercera parte del libro la conforman artículos de opinión, algunos de ellos muy actuales, en los que no deja títere con cabeza. Nadie se salva de su pluma, que se convierte en un bisturí que disecciona, que penetra en el interior de nuestro cuerpo político buscando el cáncer que hay que extraer, o mejor aún, destripar, porque ese cáncer nos está matando como sociedad, como humanidad.
¿Lo peor del libro? Pues que da soluciones. Sí, Orbaneja da una serie de soluciones que dejan en mal lugar a los políticos y gobernantes porque no las van a tener en cuenta, pero las soluciones existen, vaya que si existen. Pero esos políticos que nos gobiernan no las tomarán en cuenta, porque no les interesan, porque con soluciones ellos se quedarían sin trabajo. Con su pluma hiere de gravedad a Zapatero y a Rajoy, ambos quedan como púgiles sonados golpeados por esas verdades como puños.
La educación, la justicia, la sanidad y la investigación son los temas que preocupan a Orbaneja, sobre todo el primero. Sobre cada uno de ellos tiene su opinión y su forma de mejorarlo. No se engañen por lo enclenque del libro. Podrá ser pequeño, pero su peso específico interno abruma. Así me he quedado yo, abrumado, así que, no continúen leyendo esta crítica y vayan a comprar el libro, que aprenderán mucho con él y se instruirán, como lo he hecho yo. Gracias, Orbaneja.
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