Año 175475. Los seres humanos viven del aire y se comunican mediante telepatía. Mientras tanto los animales, poseedores de una cultura genética, son capaces de hablar y trabajan en las industrias de los productos de lujo para poder comprar libros. Kaplan y Asociados lo controla todo. Una sola divisa, el bono de energía, rige el mercado psicológico y conseguirlo depende únicamente de la seguridad en uno mismo. ¿Podrá un hombre en bata que se cree un genio derrotar a un poder opresor que tiraniza a la población con una vida sabática?
El siglo sabático es todo un viaje literario a un mundo que desconocemos, que no podemos tan siquiera intuir pero que tiene en su logro mayor una visión de la actualidad. Este mundo ha sido creado con grandes dosis de imaginación por parte de Antonio Ferrer, ya que prácticamente no tiene nada que ver con el mundo actual (al menos en apariencia, ya que en el fondo podríamos decir que todo ha cambiado para que todo siga igual).
El mundo que Ferrer crea en esta novela no sólo nos muestra cómo ha ido cambiando la sociedad humana, sino también cómo han evolucionado los animales. De este modo, las hormigas discuten acerca de Sócrates y Platón y los mandriles han desarrollado una sociedad casi tan compleja como la humana con su propio código penal y su parlamento y no vacilarán en valerse de todos los medios a su alcance para tomar el poder.
Por otro lado, los desafectos del sistema social crean su propia resistencia, basada en ideales de trabajo duro y sufrimiento, en lugar de vivir una vida totalmente contemplativa, dominada y monopolizada por una única empresa y en la que el aburrimiento (¡quién lo diría!) es el más horrendo crimen que se puede cometer.
Así, con un estilo que mezcla la filosofía con la crítica, el autor nos muestra cómo el gigante con pies de barro que domina el mundo a partir de la telepatía, una única divisa y un cuerpo de seguridad imponente, se tambalea por las acciones de un pequeño grupo que es más de lo que aparenta.
En cuanto al retrato de la alta política que se realiza en esta novela, hay que destacar que aquí sí que no hay prácticamente cambios: los mandatarios se pasan por el forro de ya saben ustedes dónde las prohibiciones que imponen al resto de la población, buscan siempre sacar tajada...
En definitiva, trabajando con ironía, autenticidad y conocimiento, Antonio Ferrer ha escrito una novela trepidante. Es capaz de desarrollar todo un mundo, tan lejano como sugerente, donde el lector no dejará de vivir sorpresa tras sorpresa.
Críticas literarias
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