Hay momentos en la vida en los que la única manera de salvarse uno mismo es muriendo o matando. Marian Miller, cooperante de una ONG, debe realizar un informe sobre los asentamientos ilegales de los judíos en territorio palestino. Para ello pretende recoger las versiones de ambos lados, una decisión que la llevará a citarse en Jerusalén con Ezequiel Zucker, un anciano que tiene, como tantas personas, muchas cosas que contar e, incluso, algún secreto que ocultar... Así, como si se tratara de un enorme puzle en el que encajar muchas y complejas piezas, el viejo Ezequiel le irá relatando la historia de su familia, mientras ella le ofrecerá la versión árabe.
Julia Navarro propone en "Dispara, yo ya estoy muerto" una ambiciosa novela de personajes, donde sus vidas se entrelazan con momentos clave de la historia. Y pese a la gran importancia de los momentos históricos por los que transcurre la novela, Julia Navarro no pierde la perspectiva de sus personajes en ningún momento. Para ella son más importantes los protagonistas de esta historia que las decisiones de los más altos poderes o las consecuencias de las mismas y no quiere que realicemos una lectura política o crítica, sino que nos centremos en las familias que protagonizan esta obra.
De este modo, esta novela es una intensa y emocionada crónica de una saga familiar que profundiza en la condición humana al tiempo que propone una conmovedora reivindicación de que por encima de las patrias están las personas. Así, veremos cómo las principales tragedias que sufren los personajes surgen a partir de decisiones de otros que siempre optan por la fuerza en lugar del diálogo.
Por otro lado, la ambientación histórica es excelente y se ajusta en todo momento a la realidad, desde los pogromos de la Rusia zarista hasta los enfrentamientos por el control de los territorios palestinos. Además, esta ambientación se complementa con la visión de ambas partes, musulmanes y judíos, y nos muestra las circunstancias que llevaron a la enemistad actual entre ambas religiones en Oriente Medio y Próximo pese a las buenas relaciones que habían mantenido históricamente hasta principios del siglo XX.
En definitiva, Dispara, yo ya estoy muerto nos transportará por las ciudades de Varsovia, San Petersburgo, Jerusalén, París... desde su enigmático título hasta su sorprendente final, escondiendo más de un misterio, mucha aventura y emociones a flor de piel y contándonos la historia de unos personajes que sufren, viven, aman, odian, son generosos... en la que tiene un papel imprescindible la fuerza para cambiar nuestro propio destino a pesar de las circunstancias en las que nos haya tocado vivir.
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