Dorothy Parker destacó como poeta y escritora de relatos, aunque también hizo las veces de humorista, de guionista y crítica teatral, hasta incluso de dramaturga. Una rubia imponente tiene mucho de ella sin ser una novela autobiográfica, como veremos un poco más adelante.
Una rubia imponente la podríamos definir como una novela corta o un relato largo. Como cuentista destacó en los años veinte y treinta, quizá sus mejores años. Como escritora era muy cáustica, con un gran sentido del humor y reflejaba a la perfección los tiempos que le tocaron vivir. En esta ocasión refleja a la perfección los felices años 20. Los años de la ley seca y, al final, los años de la depresión. Cuando una ola de suicidios pululaba por el país pero, sobre todo, por New York.
En el relato nos describe la vida de una mujer impresionante que vivía gracias al alcohol y a sus salidas nocturnas. Era una noctámbula que vivía por y para las fiestas y las juegas, todas ellas bañadas en alcohol. En aquellos tiempos los cambios de trabajo eran constantes, su marido la dejó para ir a trabajar al sur y la dejaba sin más, sin formalizar el divorcio, cayendo la protagonista Hazel Moore en una espiral de alcohol y fiestas aburridas.
En la primera parte relata la descomposición de un matrimonio que nunca funcionó. En la segunda la descomposición de la protagonista, cuando va dando bandazos de un amante a otro, de una juerga a otra, de un bar a otro, hasta que hastiada de una vida sin futuro y sin alicientes, decide poner fin a su vida con una elevada dosis de somníferos que por suerte no llegan a hacer el efecto que ella había planeado gracias a su criada negra.
Dorothy Parker relata el lado oscuro de los felices años veinte y del feminismo. Hazel era una mujer independiente que se acostumbró a vivir de sus reiterados amantes que pasaban por su cama como se cambiaba de pijama. Hasta que el deterioro personal la hace preguntarse para qué vive. Acostumbrada a conseguir lo que quisiese fácilmente, el deterioro personal la conduce a la introspección y a ver que su futuro sería una serie de acontecimientos repetitivos que la conducirían a la destrucción personal. Como la protagonista, la escritora americana intentó suicidarse en, al menos, dos ocasiones.
El póker, el wiskey, sus amistades, eran algo que se repetía de continuo hasta la exageración. Dorothy Parker lo describe a la perfección, de manera fría, incluso distante, pero siempre con un tono de ironía que hace que la protagonista caiga simpática y sea querida por el lector. A ello ayudan las magníficas ilustraciones de Elisa Arguiló que ha sabido captar las formas de la época y la personalidad de la protagonista.
Estamos ante una obra que merece ser leída, que es totalmente intemporal en el sentido en el que lo puede ser la obra de Francis Scott Fitzgerald, un escritor con el que guarda muchas similitudes, solo que Dotty Parker es más salvaje y oscura que Fitzgerald. Ambos supieron reflejar a la perfección los años de la depresión y de "el bont vivant" de una época que se oscureció de repente; primero con la crisis de la bolsa del 29 y después con la Segunda Guerra Mundial.
La escritora, aunque nacida en New Jersey accidentalmente, siempre se sintió neoyorkina. Refleja la vida de la ciudad de una forma magnífica y colorista. El color de New York lo supo captar a la perfección, como lo ha sabido captar la ilustradora aragonesa. Una rubia imponente es una pequeña obra maestra que no deberá faltar en cualquier buena biblioteca que se precie de serlo. Reeditar libros como este es un buen tanto que se apunta la editorial Nordicalibros y que ganamos los lectores.
Críticas literarias
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