La novela de Pablo Tusset fue llevada al cine por Paco Mir de Tricicle
A bordo de un deportivo con aire de pantera Bagheera, y con un humor inteligente, excéntrico y mordaz, Miralles nos conduce por una intrigante trama salpicada de alegrías etílicas, escarceos venéreos y páginas Web de dudoso contenido: el esclarecimiento de la repentina desaparición de su hermano, Miralles “The First”, presidente de Miralles & Miralles, la próspera empresa familiar. ¿Una fuga con la amante?, ¿la venganza de algún competidor estafado?, ¿un secuestro?
De esta manera, estamos ante una novela policíaca (aunque en este caso la que sería la figura del policía se asemeja más a Torrente que a un eficiente y serio inspector o detective) y también cómica, ya que Pablo Miralles es uno de los personajes con los que más me he reído debido a su capacidad para buscar el lado positivo de cada situación y de dar la vuelta a la tortilla de la mejor manera posible a sus problemas para sacar lo mejor de cada momento por esperpéntico que sea.
A su vez, la novela está narrada en primera persona, por lo que la profundización en la figura de Pablo es total y absoluta, incluso hay ocasiones en las que nos introducimos en su cabeza cuando está durmiendo y somos partícipes de sus sueños delirantes y estrambóticos (aunque en algunos de estos momentos deseamos que se despierte para continuar con la acción). Así, fundimos nuestro interior con el de este personaje tan impresentable como simpático para reírnos a más no poder con él (y a veces de él, todo hay que decirlo).
Pero en Lo mejor que le puede pasar a un cruasán conoceremos a muchos otros personajes pintorescos: Gloria, la cuñada alcohólica con veleidades literarias; el patriarca Miralles, difícil síntesis entre Winston Churchill y Jesús Gil; el iracundo John, profesor de ontología en Dublín y coautor de una Teoría de la Realidad Inventada a medio postular; o la inefable Fina, heroína naïf cuyas aspiraciones románticas sobreviven a cualquier desaire.
Todos ellos sobreviven como pueden en plena ciudad de Barcelona, de la que descubriremos desde las zonas urbanas en las que viven las familias de clase media hasta los barrios más pijos, por lo que la variedad de escenarios da también mucho juego a la obra. Por tanto, esta ciudad que, en palabras de Pablo Miralles, “mola cuando está lloviendo porque se retira la mugre y nos deja ver una ciudad llena de color”, es un elemento muy importante en esta novela.
En definitiva, Lo mejor que le puede pasar a un cruasánes una de las novelas más sorprendentes, divertidas y brillantes de los últimos años y su protagonista, Pablo Miralles, será alguien inolvidable para los que la lean. Y si además quieren saber qué es lo mejor que le puede pasar a un cruasán, lean este libro (no es muy difícil averiguarlo porque lo dicen en la primera línea, pero es interesante).
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