En Ciudad de Guatemala, dos mujeres yacen en un descampado. Una está muerta y la otra ha sobrevivido milagrosamente a los disparos de unos desconocidos, pero le han arrebatado a su hija y no va a cejar en su empeño por recuperarla. Víctor Hugo Hueso, un joven aspirante a reportero que trabaja en el departamento de comunicación del cuerpo de bomberos decide iniciar la investigación del caso, aunque no sabe que está inmiscuyéndose en uno de los negocios más prósperos y vergonzosos del país.
“En los años cincuenta, Guatemala exportaba plátanos y ahora exporta a sus hijos”. Esta es una de las frases que han hecho que el autor se decante por escribir esta novela, una frase que resume la situación actual que vive el país centroamericano, camuflada bajo procedimientos aparentemente legales que permiten una adopción rápida. La rapidez en estos casos lleva a muchas familias a decantarse por adoptar en Guatemala ya que los procedimientos en otros países suelen demorarse durante largos periodos de tiempo y nunca se sabe si el proceso de adopción podrá culminarse o no. Muchas veces, la práctica imposibilidad de adoptar por medios legales hace que muchas familias desembolsen grandes cantidades de dinero que van a parar a manos de funcionarios corruptos, mafias y secuestradores.
Esto es lo que les sucede a una de las familias de la novela, los McCormac, quienes han intentado por todos los medios tener un hijo pero les han fallado incluso todas las técnicas de reproducción asistida. Tras numerosos fracasos intentando adoptar en diversos países, la oferta de Guatemala les parece una oportunidad caída del cielo que no pueden desaprovechar, ya que se garantiza que van a salir del país con un niño o una niña con pasaporte estadounidense en un plazo de pocos meses. Lo que no saben es que la niña que adoptan había sido robada.
Bard calcula que el negocio de la adopción ilegal de niños en Guatemala ha movido unos ingresos anuales de 250 millones de dólares, hasta que el presidente Álvaro Colom prohibió por ley su adopción por madres extranjeras a finales de 2008. Alrededor de cinco mil niños fueron vendidos a Estados Unidos, por un precio que oscilaba entre los 40.000 y los 70.000 dólares.
Pese a que las adopciones ilegales son el tema central de la novela, Bard no deja pasar ni una y lleva a cabo una crítica social bastante completa de Guatemala: asesinatos diarios sin que la policía se atreva a hacer nada por las más que posibles represalias de grupos que van mejor armados que ellos, las matanzas ocurridas durante la revuelta militar, en la que los militares masacraron a 250.000 civiles, la mayoría de ellos mayas, los abusos de poder, las condiciones de vida infrahumanas de la mayor parte de la población, los abusos de las compañías extranjeras hacia los trabajadores guatemaltecos o las ínfimas probabilidades de ascender en la escala social, como intenta hacer el personaje que investigará el caso que centra la trama de la novela.
Y además de ser un gran libro de denuncia, Huérfanos de sangre nos sorprende con un argumento muy emocionante e interesante, con personajes que no son lo que parecían y una sólida investigación que va profundizando cada vez más en el lado más oscuro de Guatemala.
En definitiva, Huérfanos de sangre es un thriller de denuncia que narra con toda su crudeza una realidad escalofriante: las descarnadas mafias de adopción.
Críticas literarias
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