“La noche triste” fue uno de los pasajes más oscuros del conquistador español Hernán Cortés, la huida de Tenochtitlán. Sabedor de esas circunstancias, Pérez-Reverte debería de haberse esforzado más en escribir un texto de dicha noche que los españoles, quizá por vergüenza o por falta de estima, estamos empeñados en olvidar, lo cual supone una equivocación, porque conociendo estos pasajes nos comprenderemos mejor para bien o para mal.
Parece que todos los temas de nuestra conquista americana nos avergüenzan. Allí se cometieron crímenes, pero también se realizaron gloriosas gestas militares y humanas y debemos afrontar esa historia con la mayor rigurosidad posible. Muchos de nuestros ascendientes fueron a América movidos por el ansia de obtener riquezas, dejando atrás hambrunas y falta de libertad. América significaba precisamente eso, oro y libertad. Pero también el objetivo de cristianizar unos pueblos que creían paganos.
La narración se centra en la noche triste, donde un experimentado soldado español huye de la ciudad mexicana, y huye sabiendo a lo que se exponía, no como otros soldados que llenaron sus alforjas de oro, lo cual les acarreó una muerte pesada. Él huyó pero dejaba algo detrás, el amor de una mujer, de otra raza, de otra cultura, pero a la que deseaba entre las risas y chanzas de sus compañeros.
El cuento se merecía más extensión, se merecía una novela y no un artículo esquelético y sin profundidad. Hasta el mejor escribano echa un borrón y Reverte lo ha echado con este cuento. Él que nos fustiga con tanto acierto en sus artículos semanales, déjenme que yo le fustigue por este borrón que nunca debió de escribir tal y como lo ha hecho. Decir que lo mejor del libro son las ilustraciones de Sergio Sandoval, todo un experto en el mundo del cómic, es un desdoro hacia el escritor. Si hubiesen hecho un cómic, el resultado hubiese sido otro y habría hecho accesible este pasaje de nuestra historia a una mayor cantidad de personas.
Estamos pues ante un proyecto fallido de una persona que conoce muy bien la historia de México, tanto pasada como actual, como bien demostró en su novela La reina del sur, que por cierto, su adaptación a la televisión también resultó fallida, esta vez no por culpa del escritor murciano. Arturo Pérez-Reverte tiene una reputación que no debe manchar con proyectos de esta jaez. Ni él ni sus lectores se lo merecen.
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