Pero sí, Conchita Montenegro llegó a participar en 17 películas del Hollywood como actriz principal en los años 30 y se atrevió a hacer una cobra al mismísimo Clark Gable o el “Orejas”, como se le conocía en aquella época. “Se te ha olvidado cerrar las puertas del taxi”, le decían con gracia hollywoodiense sus amigos al propietaria. A ver qué actriz se atrevía a rechazar un ósculo de uno de los protagonistas de “Lo que el viento se llevó”, probablemente sólo Conchita, pero de quién no los rechazó fue del otro galán de la película, el británico Leslie Howard –el amor de su vida- con el que vivió un apasionado romance y mientras, la esposa del actor viéndolas venir en las Islas Británicas.
La historia de Conchita Montenegro le llegó a Carmen Ro por azar. “Estaba haciendo en la radio unos retratos de personajes famosos y me tope, por casualidad,con Conchita; por una noticia que daba cuenta de su fallecimiento en 2007. Durante sesenta años estuvo olvidada del gran público y fue porque quiso”, explica la autora en la terraza de un bar del madrileño barrio de Salamanca en una cálida mañana otoñal, a pocas manzanas de donde vivió la diva hollywoodiense durante muchos años. Durante ese tiempo no concedió entrevistas y se mantuvo alejada del mundo artístico.
Sin embargo, a Carmen Ro le llamó profundamente la atención su vida. “No había ni una biografía, ni casi nada de documentación sobre ella. Aparecía en las revistas de la época pero poco más. Me pareció que su vida sido una vida de novela pero no se había escrito de ella ninguna novela”, señala la escritora con una amplia sonrisa. Había que escribir una novela, estaba claro. Así que se puso manos a la obra, estuvo unos ocho meses buceando por hemerotecas buscando información sobre la actriz donostiarra y otros ocho meses escribiendo. “En total, me ha llevado la novela año y medio”, hace cuentas la escritora.
“La novela me ha salido de una manera instintiva, al venir de la televisión –Carmen Ro ha trabajado para numerosas televisiones y radios de este país- visualizo mucho las historias, además soy muy cinéfila, y escribí la novela con secuencias muy cinematográficas”, explica la escritora y añade “tengo que dejar claro que el libro no es una biografía. Yo nunca he pretendido contar la verdad de una vida sino una vida de verdad”.
Como había poca documentación sobre la vida de Conchita Montenegro, tuvo que crear para su novela un par de personajes de ficción, Inma y Pelayo, que la ayudasen a desentrañar los avatares de una vida tan increíble. “Lo hice como una memoria ensoñada. A veces era el propio personaje el que me decía por dónde tenía que ir”, apunta. Lo que sí encontró fueron muchas fotos, tanto de su periplo en Francia con su hermana Juanita que bailaron en diversos escenarios parisinos bajo el nombre de Las Dresnas. “Realizaban un baile muy ecléctico y moderno”, puntualiza. Pero, Conchita Montenegro cogió mayor relevancia artística cuando bailó desnuda en la película francesa “La femme et le pantin”. La película que probablemente le abriese las puertas de Hollywood.
En Hollywood tuvo varios romances, como hemos señalado, pero el que más le tocó fue el de Leslie Howard, que estaba casado en su Inglaterra natal, debido a la frustración que sintió al no poder tener una realción sincera con Howard, decidió casarse por despecho con el galán brasileño Raoul Roulien del que terminaría separándose después de hacer juntos varias películas. “Cuando regresó a Francia, continuó trabajando en ese país y en Italia. Conchita dominaba a la perfección cinco idiomas”, recuerda la escritora madrileña.
Después de la Guerra Civil regresó a España y volvió a trabajar en nuestro cine. Llegó a rodar un total de 36 películas. Ya viviendo en Madrid, volvió a coincidir con Leslie Howard, que llegó en misión para intentar convencer a Francisco Franco de que no entrase España en la guerra, es precisamente es este punto donde comienza la novela. A cambio, los aliados no tomarían represalias contra España. Por segunda vez, las fuerzas aliadas abandonaían a la población española a su ventura. El destino hizo que Howard tuviese que viajar a Lisboa y de ahí a Londres. En la costa de Cedeiro, el avión en el que viajaba fue abatido por la aviación alemana y otra estrella se apagó en el firmamento definitivamente.
Conchita ante este hecho decidió casarse con el diplomático y amigo del dictador, Ricardo Giménez-Arnau y desde ese momento no concedió más entrevistas. La novela va narrando en dos planos temporales su vida, con muchos saltos que hacen que el lector siga con atención creciente la trama de esta vida de película. “Conchita tuvo una voluntad férrea de conseguir el estrellato y, después, para que la olvidasen. Lo que me parece una lucha permanente por conseguir su libertad”, expone Carmen Ro durante la entrevista.
“Vivió una vida de amor y desamor. Una vida de película donde vemos claramente que la realidad supera a la ficción. Fue una pionera que buscó la libertad por encima de todo”, concluye la escritora madrileña que reconoce que ha disfrutado escribiendo la novela, hasta tal punto que tenía que ponerse un despertador para dejar de escribir y recordarse que tenía que cumplir sus obligaciones en la radio y en la televisión.
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