Los componentes de tan distinguido club son Carlos Ramos, que además es el director de la obra, José Andrés, experto cocinero en los fogones del humor y el sabio y severo Salomón, dispuesto a ejecutar sentencias llenas de humor. Entre los tres se guisan y se comen su espectáculo y los espectadores sólo tienen que hacer una cosa, morirse de risa en sus butacas del teatro. Que duda cabe que es el trío humorístico más en forma del momento.
Ahora que está tan en boga la libertad sexual, Carlos Ramos nos lo demuestra en su monólogo que ejecuta a mitad de la actuación, si su mujer o compañera, novia o pareja, según prefiera, le dice que va siendo hora de probar cosas distintas y que hacer un trió estaría bien para probar. No lo dude ni un momento, haga un trío pero en el Pequeño Teatro Gran Vía y con los componentes del Club del Cable Rojo. Su pareja se lo agradecerá porque nunca habrá tenido una experiencia tan divertida. Y con eso no quiero decir que hasta ahora haya practicado un sexo sin gracia.
El show de estos tres humoristas, que se toman el humor en serio, es de lo más variado y original. Son varios los sketch que protagonizan o bien en trío o bien en parejas. Sin olvidar los monólogos que interpretan los tres, los cuales son muy diferentes entre sí y donde cada intérprete demuestra su sentido del humor. Uno tira más hacia el humor íntimo, otro hacia el sexo y el último hacia la crudeza de la vida cotidiana. Como verán hay para todos los gustos.
Pero, donde demuestran más su chispa es cuando los tres están juntos en el escenario, porque hemos visto el espectáculo sino sería difícil creer que tres personas tan diferentes pueden estar tan compenetradas. Tanto en el gimnasio como en una piscina ideada para la natación sincronizada –este sketch es de los más logrados del espectáculo-. Desde luego, ellos están muy sincronizados. En cada uno de los sketchs arrancan no sólo la sonrisa sino la carcajada de todos los asistentes a la función. Memorables son los pasajes del fusilamiento por unos nazis tontorrones, donde sobrevuelan pinceladas del humor más absurdo que nos podamos imaginar.
Pero donde destacan sobremanera son en las improvisaciones de las canciones. ¡Vamos que cómo te descuides te hacen una canción con tu profesión o gustos personales! Si es difícil improvisar un tema musical siendo una persona quien lo hace, con tres ya es de traca. Improvisan y sin pisar el papel del compañero, algo que pocas veces, por no decir ninguna he visto realizar. Su destreza es mayúscula en la creación de las letras, no así en las voces. Pero, es que no se puede tener todo.
Arriesgado, original y divertido es el nuevo espectáculo de este trío de humoristas. Ya saben que a partir de este domingo, si quieren hacerse un trío, lo mejor es que queden en el Club del Cable Rojo. Me agradecerán la sugerencia.