Una mañana de 1597 Cervantes despierta encarcelado en una de las celdas de la Prisión Real de Sevilla, acusado de robar los impuestos que él mismo recaudaba para el Rey de España justo cuando pensaba que la fructífera recaudación podía cambiar su fortuna de una vez por todas.
Todo le señala como culpable pero el acusado se defiende con gran convicción ya que “casualmente” el banco en que depositó los impuestos ha quebrado el día anterior, justo antes de su detención.
Tratando de poner de su parte al carcelero descubre que en una celda vecina sufre encierro Dorotea, la tabernera con quien Cervantes anda en relaciones. Ambos debían encontrarse la noche anterior en la taberna nada menos que con el banquero, de forma que la presencia de ella en prisión no debe ser casual. Pero el grotesco y rígido carcelero no atiende a pasiones ni razones y le impide encontrarse con ella. Dorotea, por su parte, está dolida con Cervantes por todo lo ocurrido y se niega a darle ningún tipo de información.
Arrinconado y solo, recibe, por si fuera poco, el azote de un peculiar escritor, que acudió anoche en defensa de la dama y que sufre con ella también encierro. El escritor pretende que Cervantes cambie su conducta con la chica enfrentándole con su enemigo más temido: él mismo.
Los espejos de Don Quijote, escrita y dirigida por Alberto Herreros, llega a Madrid tras una exitosa gira por escenarios de toda España, Europa y América, para incorporarse a la Fiesta Corral Cervantes, que se celebra del 24 de agosto al 24 de septiembre. Se representará de lunes a sábado, a las 21.00 h.