Juan Laborda Barceló es, además de un excelente escritor, profesor de historia en el madrileño Colegio Estudio y un enamorado del cine clásico, ha participado en varias obras colectivas, como una sobre Terry Gilliam u otra sobre Cine Quinqui. Quizá esta nueva novela suya tenga algo de ese cine quinqui de los setenta y, también, del humor del cineasta y cómico británico.
La novela se desarrolla en una pedanía del litoral mediterráneo. Ese pequeño consistorio vive por y para la corrupción -¿les suena de algo?-. El edil hace y deshace a su antojo hasta que un variopinto grupo de ciudadanos se revela y funda un militante periódico para denunciar la corrupción existente. Ese grupo, que bien podría pasar por los 7 Magníficos del levante español, está formado por cuatro personas de diferentes procedencias. Juventud y experiencia, preparación y entusiasmo, se unen para luchar por la Justicia.
La novela está llena de referencias cinematográficas al cine de Fellini o a la película de “El crepúsculo de los dioses”. “Hay muchos duelos en la novela, la imagen de los policías locales nos recuerdan al poli bueno y al poli malo de muchas películas donde chocan las imágenes del poli muy duro con el que puede ser muy amable”, apunta en tono pausado el escritor madrileño, aunque la mitad de su corazón pertenece a Guadalajara, ciudad donde vivió su infancia.
“Yo tengo un compromiso con la realidad. De ahí que me gusté describir situaciones que basan en el presente”, afirma rotundo Juan Laborda Barceló. Ese reflejo de la realidad le lleva a denunciar situaciones de abuso municipal como las que nos cuenta en la novela. Su novela es un espacio de lucha entre buenos y malos. Éstos ocupan una posición privilegiada en el poder, aquellos son personas que luchan por la verdad.
El desencadenante para juntarse ese grupo de luchadores de la libertad es la muerte accidental del hijo del protagonista Torner. Algo huele mal en ese accidente y su padre no está dispuesto a dejar pasarlo. Se une a él un profesor jubilado, Malagón, que ya no le quedan ilusiones en la vida, todo lo contrario que a Uca y a Nico que sí están dispuestos a luchar por lo que creen. “Los acontecimientos se pueden desencadenar de la forma más absurda. Es muy delgada la línea que separa la vida de la muerte. En ocasiones, como en ésta, la vida se puede perder por una tontería”, nos anticipa el autor. Un accidente desencadena una trama que se irá complicando poco a poco.
Una de las mayores preocupaciones de Juan Laborda Barceló al escribir el libro era que “quería huir del maniqueísmo y de las paradojas del destino”. Evidentemente lo solventa con oficio y originalidad. Por la novela sobrevuela un sentimiento de culpa devastador. “La culpa es el motor que nos lleva a cometer errores en la vida. Jaume, el policía, vive de la culpa y eso que la familia le sirve de sostén pese al hastío que siente”, reflexiona el autor.
“Mis personajes son moralmente ambiguos. No son totalmente malos ni totalmente buenos. Son personas que huyen, pero que lo hacen hacia dentro, no hacia fuera y quien lo hace hacia fuera como Mara, la novia del hijo de Torner, fracasa. Mara es uno de mis personajes favoritos, es una buscadora continua de la redención”, analiza Juan Laborda Barceló sobre sus protagonistas.
Para este escritor de amplios registros que evoluciona de una literatura de género hacia otra más universal, “la literatura y el arte deben de hablar sobre el fracaso”, afirma categórico y agrega “los protagonistas tiene que tener dolor, un viaje interno y transformación. Todo lo que ocurre en mi novela, hasta el éxito es un fracaso. Hay que aceptar el fracaso como parte nuestra”. En cierta forma es una novela de perdedores, tanto al estilo de novela negra como de western crepuscular, donde una serie de fracasos personales llevan a algunos de los protagonistas a un retiro “neorural”. Pese a esto, la novela no deja de tener un final esperanzador. No todo está perdido.
Otros de los aciertos de la novela son sus historias de amor, nos las encontramos de todo tipo. “En la novela he pretendido mostrar los diferentes estadios del amor, desde el amor juvenil hasta el de la tercera edad. En ellos, hay romanticismo pero, también, hay desamor y muchos conflictos de pareja. La aventura del concejal Leandro con Fatema es un amor liberador y, al mismo tiempo, enriquecedor para el político. Un amor idealista que acaba en desastre”, cuenta el autor durante nuestra conversación.
Juan Laborda Barceló cree que su “novela está muy marcada por las pulsiones, tanto sexuales, como sentimentales o de violencia”. Para terminar subraya que “Paraíso imperfecto no es una novela negra, es narrativa coral con elementos del género negro y del western. Eso sí, trata temas muy actuales como la corrupción, tanto policial como municipal”. El autor se define como “un escritor muy cinematográfico, que escribe con vocación literaria”. Su literatura contiene una prosa preciosista y un tanto poética que engancha al lector desde los primeros compases, con un inicio espectacular. Con capítulos cortos y ágiles desentraña los acontecimientos de manera circular y cerrada. Una gozada de escritura que nos hace que ya estemos esperando su próximo libro.
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