Todos hemos bailado en alguna ocasión al ritmo de las queridas bandas de verbena. Esas bandas han recorrido nuestra piel de toro de norte a sur y de este a oeste. En los años ochenta y noventa tuvieron su punto más álgido y no había pueblo, por pequeño de fuera, que no tuviese en sus fiestas la participación de una de aquellas bandas de versiones de canciones. En esos años, su evolución fue palpable y llegaron a versionar los éxitos del verano de manera precisa y certera. Ahora que está tan de moda imitar a todo tipo de cantantes en programas de televisión resulta que no nos han descubierto nada porque hace ya muchos años que estas orquestas hacían lo mismo, con menos medios y mejor intención.
Santiago Iglesias de Paúl describe a la Orquesta Mil Maravillas en el momento de la crisis. Las actuaciones van siendo cada vez menos y las tensiones entre los miembros de la banda salen a flote con los problemas subyacentes a esa lacra. El autor nos cuenta la vida de la banda fijándose en los componentes de la misma. Los protagonistas absolutos son la sensacional Lola, una de las cantantes del grupo, y el gran Carlos, el jefe de la banda y también cantante. Una folklórica, el otro más del rollo italiano-latino. Sobre ambos gira la acción de la novela. También tiene un papel destacado el guitarrista Luisito que ha caído en las redes de las drogas.
La novela narra un par de historias de amor. La de Carlos con la cajera de supermercado María y la de Lola con el profesor Juan. La primera relación más prosaica, la segunda más elevada. Tan elevada que la declaración de amor de Juan a Lola se produce en… bueno mejor será que lo lean, pero si les puedo decir que pocas declaraciones he leído o visto tan románticas. El autor se mete a la perfección en estas historias cotidianas que no se suelen narrar en las novelas o ver en las series de televisión. El realismo que profesa Santiago nos hace tener los pies en la tierra.
¡Y tanto! porque a mitad de la novela, ésta da un giro espectacular y nos describe la tragedia de los refugiados de hoy en día. Esta parte viene de la mano de Eugenia, prima de Lola y voluntaria en una ONG. La orquesta se ve inmersa en un proceso donde sus componentes se dividen en dos bandos: los que quieren actuar en un festival benéfico de ayuda a refugiados y los que no.
Santiago Iglesias de Paúl nos da un baño de cotidianidad, tratando problemas reales que vemos en la calle pero que no nos cuentan en los libros o en la prensa. Los refugiados, los problemas con las drogas, además de una preciosa historia de amor son los ejes principales de una novela donde el verbo ágil y simpático del autor nos lleva en volandas por toda la novela.
La Orquesta Mil Maravillas es un prodigio de sencillez, sensatez y sinceridad. La novela respira una llaneza extraordinaria donde lo rutinario se convierte en insólito. El escritor sabe describir, tanto a los personajes, muy dispares entre ellos, como los ambientes de pueblo. Una lectura refrescante donde el autor se explaya a conciencia sobre una de las cosas que más le gustan en la vida: la música. Algo de lo que es realmente experto, además de reflejar los sentimientos de una pandilla de músicos que se nos hacen entrañables como ya hace tiempo se nos hizo este autor.
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