Con una gran exquisitez, acompañada de datos rigurosos, Juanjo Braulio nos demuestra que la fama que tiene la comunidad valenciana en cuestiones de corrupción es exagerada. Comunidades como Cataluña, la primera del ranking muy por encima del resto, Andalucía o Madrid, son los teritorios donde más casos delictivos, por estas cuestiones, se dan. Pese a eso, vuelve a centrar en su tierra el escenario de su nueva novela. Conocedor de los espacios y las atmósferas de Valencia, pergeña una obra sólida donde varias tramas se entrecruzan haciendo que el lector tenga que seguir con atención e interés las mismas. Con la exquisitez y la cercanía que le caracteriza nos ha contado sus motivaciones al escribir la novela y algunas de las claves de la misma que, con seguridad, les abrirán las ganas de leer “Sucios y malvados”
"Sucios y malvados" es su segunda novela. Parece que le ha cogido el gusto y la medida a la novela. ¿Qué diferencias destacaría entre sus dos obras?
Parten de presupuestos muy distintos. Si en El silencio del pantano el motor narrativo era la reflexión sobre el poder, sus efectos y sus servidumbres, en “Sucios y malvados” la pregunta que sirve de andamio para la trama es la de cuándo es justa la justicia. Además, si en la primera jugaba con dos planos narrativos (la novela que está escribiendo uno de los personajes de la novela) en Sucios y malvados he optado por una estructura coral muy fragmentada donde la historia se dibuja a partir de fragmentos de lo que cada personaje sabe, siente, piensa o experimenta. Como si fuera un cuadro puntillista, es la visión conjunta de todas esas historias entrelazadas la que permite revelar el resultado.
¿Cómo calificaría su segunda obra? ¿Novela negra? ¿Thriller?
No creo que en la Literatura actual existan ya los géneros puros tal y como se entendían hace unas décadas. Todo es un híbrido de dos o más cosas. Desde el punto de vista de que hay una investigación policial y por los temas que trata se puede considerar una novela negra, pero por su estructura y desarrollo está más cerca del thriller literario en cuanto a que se intenta bucear en los rincones más oscuros del alma humana y en esas realidades que, como sociedad, preferimos no ver.
La justicia y el poder están muy presentes en su novela. ¿Son la Justicia y el poder político fuente inagotable de corrupción?
La fuente inagotable de corrupción es el ser humano porque todo el mundo lleva en su interior un canalla agazapado que espera su oportunidad y, además, cualquiera está a solo un mal día de convertirse en un monstruo si la vida le envía más de lo que puede soportar. ¿Quién no entendería –que no significa justificar– que un padre que ha visto a una de sus hijas violada y asesinada no se tome la Justicia por su mano? ¿O al menos, que lo intente o que lo piense
La novela discurre en 2014, con el anterior gobierno popular. ¿Ha cambiado la situación en Valencia con respecto a la corrupción?
Lo que ha cambiado es lo que sabemos de ella y resulta que, a pesar de todos los sambenitos que se le han colgado a la Comunidad Valenciana durante los últimos años, según datos del Consejo General del Poder Judicial, la autonomía más corrupta, si se atiende al número de causas abiertas en los tribunales, es Cataluña con 303 cargos encausados entre 2015 y 2016, el doble que Andalucía (153) y Madrid (145). Siguen Canarias (105) Cantabria (100) y Asturias (68) y luego la Comunidad Valenciana con 51 casos. Si atendemos al dinero robado, según las estimaciones, la cleptocracia nacionalista catalana encabezada por los Pujol ha robado, presuntamente, 1.200 millones de euros, lo que supone el triple de lo que se calcula que se sustrajo entre todos los casos valencianos. No estoy diciendo que unos sean mejor que otros, ni que haya corrupción de primera y de segunda, pero es evidente que, con los números en la mano, la asociación entre Valencia y corrupción cobra otra dimensión diferente.
Otro tema que trata es el sexo y la violencia contra las mujeres. El negocio del sexo es uno de los más rentables del mundo. ¿Algún día se acabará?
No lo creo. Hay prostitución, no porque haya prostitutas, sino porque hay clientes. En el año 2015, los españoles se gastaron 550 millones de euros en entradas de cine y más de 3.200 en sexo pagado. Sólo en la ciudad de Valencia hay más de 1.600 mujeres que ejercen la prostitución
¿Ponen las autoridades medios para terminar con la lacra del tráfico humano?
Me temo que, tal y como dice uno de los personajes de Sucios y malvados que es como intentar que la gente deje de fumar prohibiendo la comercialización de una marca específica de cerillas. La carne humana femenina es, aunque sea rudo decirlo así, una de las mercancías más rentables del mundo, por eso es tan difícil acabar con esta lacra. Además, el Código Penal español no es especialmente severo con el delito de proxenetismo y es muy complicado para la Policía y la Guardia Civil acumular pruebas para condenar a los responsables. Además, las mafias de la trata son mucho más pequeñas que las de la droga, por ejemplo, lo que dificulta todavía más su persecución. Si a eso sumamos que las mujeres forzadas rara vez denuncian, el panorama es desolador.
¿Cómo se le ocurrió la imagen del grupo de prostitutas rezando?
Precisamente por lo último que acabo de comentar. Las mafias africanas controlan a las mujeres que esclavizan haciéndoles creer que, mediante rituales de vudú y magia negra, pueden hacerles daño. Estamos hablando de chicas muy supersticiosas y de escasa formación, con lo que a estos canallas les resulta fácil emplear esos métodos. La Virgen de las Rameras es una solución que se le ocurre a uno de los personajes de la novela para combatir a los proxenetas con sus mismas armas: la religión y la superstición.
Sus novelas son muy visuales. ¿Cree que esa es una característica esencial de su escritura?
Yo diría que es una característica bastante generalizada entre los escritores de mi generación. A fin de cuentas, todos nosotros merendábamos viendo la tele de pequeños y en nuestras narrativas está impregnado el discurso audiovisual de una manera que, por poner un ejemplo, nunca le hubiera sucedido a Galdós porque no vio una película en su vida. Supongo que los narradores más jóvenes, los llamados millenials incorporarán a sus creaciones elementos de los discursos de Internet que nosotros no hemos explorado.
Su primera novela se va a llevar al cine. ¿Ocurrirá lo mismo con Sucios y malvados?
En efecto, El silencio del pantano se llevará a la gran pantalla gracias al impulso del productor Francisco Ramos (El hombre de las mil caras), el genio del director Marc Vigil (El Ministerio del Tiempo) y el talento del guionista Carlos de Pando (Velvet, Aida). Si Sucios y malvados lleva el mismo camino que su hermana mayor no depende de mí. Pero me gustaría, claro.
En sus dos novelas nos encontramos referencias a ritos del pasado. ¿Por qué le gusta meter esos motivos históricos?
Entiendo que es una buena manera de crear una continuidad narrativa que proporciona profundidad y matices. Soy un apasionado de la Historia y me gusta intentar atrapar el espíritu de los lugares y las culturas que conforman el escenario de mis historias. Además, procuro aplicar en mis novelas el viejo axioma de las funciones del periodismo, o sea, formar, informar y entretener. Y para estos objetivos, el pasado es una herramienta muy eficaz.
En su novela nos encontramos con muchos personajes, toda una novela coral. ¿Le ha resultado difícil manejar a tantos protagonistas?
Bastante. Además, suponía un reto. El silencio del pantano era una novela con pocos personajes cuyos discursos interiores actuaban como pilares de la trama. En Sucios y malvados he intentado que el lector conozca a los personajes, mayormente, por lo que hacen y no por lo que piensan. Además, para que la historia entera cuajara, había que conseguir que todos ellos estuvieran a un solo grado de separación. Me plantee que, si todos ellos se reunieran en la misma habitación, sólo necesitaran de una presentación para conocerse entre todos.
En esta ocasión la protagonista es la inspectora Roma Besalduch. ¿Cómo la definiría?
No me gustan los personajes construidos a escuadra y cartabón o los que son ostentosamente estrafalarios y artificiosos para atraer la atención facilona. Roma Besalduch es como muchas otras de mi generación y está inspirada en las mujeres que tengo a mi alrededor y de mi edad más o menos. Son feroces capataces de sí mismas, que están bien preparadas y viven –con mayor o menor éxito– intentando llegar a todas partes, es decir, ser buenas profesionales en sus respectivos ámbitos, magníficas madres y, además, saber inglés, tener aficiones, inquietudes y no sé cuántas cosas más. Si a ello le sumamos que Roma está en un mundo tradicionalmente masculino, el contraste es mucho mayor. Roma Besalduch no es una superheroína, ni una detective al uso con extraordinaria intuición, intelecto privilegiado y una tara más o menos graciosa o atractiva que lo humaniza (como otros tantos investigadores literarios, incluido el mío, el brigada David Grau de El silencio del pantano) sino una funcionaria del Estado normal y corriente con los problemas lógicos de alguien de parecidas circunstancias y que hace las cosas como ella cree que sabe y puede.
¿Un buen escritor ha de saber ponerse en los papeles más dispares?
Si no lo hace, no es ni será nunca un buen escritor. La Literatura no deja de ser un artificio que imita la realidad, sea ésta verídica o imaginaria y eso pasa inevitablemente por meterte en la cabeza y en el comportamiento de todas tus criaturas.
También hay muchas más tramas que en la primera. ¿Le ha gustado manejar tantas tramas?
Al igual que con el número de personajes, era un reto también cruzar todas las tramas como si estuviera haciendo una trenza con muchos cabos que, al final, quedaran integrados en una maroma gruesa. Solo al final se puede ver el conjunto y, por esa razón, me gusta contar con la implicación del lector y que él ponga de su parte para que la experiencia conjunta que ambos compartimos sea más intensa y placentera.
¿Le gusta complicar cada vez más esas tramas?
No creo que sea una cuestión de complicar la historia sin más razones que las de pretender lucirse. Las historias tienen su propia dinámica interna que los escritores, -al menos, a mí me pasa- descubrimos a veces sobre la marcha con escaso control por nuestra parte.
Para terminar hablemos de las voces narrativas. Alterna primera persona con tercera. ¿Le ha resultado interesante tener varias voces?
Mucho. Desde el principio tuve claro que, para contar lo que quería contar en Sucios y malvados no me bastaba con un solo narrador omnisciente. Una parte de la trama funcionaba mejor desde la desquiciada perspectiva de un músico virtuoso con la mente rota y que percibe el mundo a través de notas y melodías y que usa las sensaciones que le provoca la música del mismo modo que utiliza la heroína y la marihuana.
Precisamente esa parte musical tiene un papel fundamental en la novela ¿no?
Absolutamente. A pesar de que Sucios y malvados es una novela coral donde no hay un protagonista absoluto sino varios, la cadena que los une a todos es la música. De hecho, el personaje músico no percibe a los otros como personas, sino como melodías y, por eso, he contado con la ayuda del compositor valenciano Pedro J. Viso que ha compuesto unas pequeñas piezas musicales que pronto pondremos a disposición del público a través de Internet. Además, la novela tiene 32 capítulos, precedidos de una anacrusa y una coda. Es la misma estructura de un blues de 8 compases repetido cuatro veces. No es casualidad.
¿Ha quedado satisfecho con el resultado de Sucios y malvados?
Se suele decir que siempre es el autor el que abandona la obra ya que ella siempre quiere más trabajo, más retoques y más pulido. De todos modos, la satisfacción que yo pueda experimentar no es importante. Es la de los lectores, que son quienes tienen la última palabra.
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