Pese a los años transcurridos desde que tuvieron lugar las conversaciones que ahora se publican, llama la atención que todavía sigan vigentes de tal modo y manera que las preocupaciones de hace cuarenta y seis años sigan siendo prácticamente las mismas que tenemos en la actualidad. ¡Que poco hemos avanzado! O ¡Que avanzados estaban los intelectuales de entonces! Tanto los que resistieron la dictadura desde dentro o como los que permanecieron lejos de nuestras fronteras con la intención de regresar en cuando cambiasen las condiciones políticas de la dictadura.
En 1970 llegó Francisco Ayala a Madrid, entonces el joven periodista Miguel Fernández-Braso trabajaba en el diario Pueblo en labores culturales. Hoy alejado del día a día periodístico regenta la galería de arte Fernández-Braso donde sigue demostrando su amor por la literatura. En estos momentos, tiene montada la exposición “Desaprendizajes”, sobre el libro del mismo título y sobre su autor José Manuel Caballero Bonald. Fotografías y libros antiguos conviven en un espacio demasiado diáfano y blanco, como la tierra del poeta.
Muchas fueron las conversaciones que escritor y periodista mantuvieron. El libro es un reflejo de esas largas charlas donde hicieron un desarrollo casi cronológico de la vida del autor granadino. Un repaso, también, por las personas que conoció en su centenaria vida Francisco de Ayala. Cuando regresó a España, aun no conocía a la que sería su mujer Carolyn Richmond, encargada de velar del legado del autor. Labor realizada con acierto y elegancia, alejada de las polémicas que otras viudas han protagonizado.
El periodista y escritor Juan Cruz glosó la labor realizada por el periodista Miguel Fenández-Braso, una labor realizada en pleno franquismo y supo sacar de Francisco Ayala sus opiniones sobre la guerra civil y sus contendientes. El periodista le llegó a decir a Ayala que podría haber regresado antes a España. A lo que éste le respondió: que se cree usted eso. Aquella guerra fue muy cruel para todos.
Tenía toda la razón Francisco Ayala en sus apreciaciones. El odio del bando ganador no sólo no llegó hasta el final de la dictadura si no que penetró en la democracia. Afortunadamente, poco a poco se fue diluyendo y actitudes como las del escritor granadino contribuyeron a ello. Su sosiego, su bonhomía y su reflexión contribuyeron a forjar un país nuevo y más tolerante.
El acto de presentación del libro concluyó con unas palabras de Carolyn Richmond, viuda de Francisco Ayala y granadina estadounidense -como señaló ella mismma-, que tuvo palabras de agradecimiento hacia Rafael Juárez, secretario del Patronato de la Fundación Francisco Ayala, hacia el autor del libro, Miguel Fernández-Braso, al presentador Juan Cruz y a los muchos amigos que se acercaron a la puesta de largo del libro. Una obra imprescindible para conocer al escritor y al hombre. Una persona que nos dio un ejemplo con su vida y su forma de ser.
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