Todavía hoy, la reconcentración de la población durante las guerras de España en Cuba sigue causando un gran debate. Unos ven en la misma el precursor y el origen de los campos de concentración de la Alemania nazi, y otros, el precedente de la antiguerrilla moderna. En estas contiendas ideológicas, a menudo se descuidan las circunstancias históricas.
«El punto de partida de este libro es la reflexión que entiende el tratamiento dado a los civiles en los conflictos asimétricos como un problema fundamental y en última instancia también teórico-militar. Esta perspectiva focalizada en las estructuras del conflicto es la base de este libro que intenta abrir el campo a trabajos en un ámbito en el que confluyen los estudios comparados en materia de campos y también en materia de migraciones forzadas», explica Andreas Stucki, especialista en estudios del Caribe y en historia imperial de los países ibéricos (siglos XIX-XX).
«La Guerra de Independencia de 1895-1898 condujo al borde del colapso social y económico tanto a España como a Cuba. Generaciones enteras se vieron marcadas por el hambre, las privaciones y la mortandad. En sus memorias, los contemporáneos se refirieron a aquellos años centrándose en la situación generalizada de emergencia y poniendo el acento en la inflexión que supusieron los bandos de reconcentración. Sin embargo, los efectos sociales a medio y largo plazo de la reubicación forzosa en Cuba no han sido objeto de una investigación exhaustiva. Hasta hoy, la historiografía apenas se ha ocupado de la recepción y representación de la reconcentración en Cuba», escribe en Las guerras de Cuba.
La característica estructural de las guerras imperiales es una relación conflictiva entre rebeldes, ejércitos, unidades irregulares violentas y población civil, junto a la violencia y radicalización propias de cada conflicto. Así, se pueden cuestionar aquellos modelos interpretativos dominantes que establecen una conexión entre, por ejemplo, Windhuk y Auschwitz. Pero es preciso que se abra paso el análisis histórico-crítico de aquellas prácticas y de sus efectos sociales. «Esto significa concretamente que los campos y los poblados fortificados en los bordes de los imperios no se deben analizar solamente como parte de los «orígenes» de los campos de concentración, sino como fenómenos específicos y también como elementos de un engranaje militar estratégico», precisa el autor.
Las guerras de Cuba presenta por primera vez, y gracias a las investigaciones realizadas por Stucki durante años en los archivos cubanos y españoles, la realidad del extenso conflicto colonial que se produjo en Cuba y que no solo se vio reflejado en el plano bélico, sino que también lo hizo en el económico, político y social.
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