Para conocer los escenarios de la novela, emprendimos un viaje literario al valle de Benasque de la mano de Luz Gabás que nos fue enseñando muchos de los sitios donde transcurre su nueva obra. En la novela, el nombre de Benasque desaparece y lo sustituye por Albort, “el nombre árabe de los Pirineos”, dice la autora de “Como fuego en el hielo” durante la visita al valle escondido. Es una constante en la obra de la escritora aragonesa no poner el nombre real de los sitios donde localiza sus obras, aunque sea fácilmente identificable ya que utiliza escenarios muy cercanos a donde vive, localidad de la que fue alcaldesa justo en el tiempo que publicó su gran éxito “Palmeras en la nieve”. Sin embargo, las localizaciones secundarias, tanto en Francia como en España sí lo hace.
A mediado del siglo XIX llegaron hasta el valle de Benasque muchos pirineístas y agüistas. El valle se fue llenando, paulatinamente, de casas de baños para viajeros, atraídos por la bondad de las aguas del valle y de la hermosura de las tierras. Algo de lo que podemos dar fe, ya que en estos días, el valle aparece nevado, “hacía muchos años que no ocurría esto. Nunca vi tanta nieve aquí”, dice la escritora de Monzón. Hasta tal punto que el pantano estaba congelado y bien se podría practicar el patinaje artístico en su superficie.
La primera localización que vemos es la casa de baños del protagonista Attua. Para describir dicha casa, la autora se fija en el antiguo balneario de Benasque, al que no pudimos llegar debido a que la carretera estaba cerrada por la peligrosidad del camino. La contemplamos en la distancia y apreciamos su grandiosidad. “Las localizaciones son reales y me he tenido que documentar a conciencia viendo grabados de la época que también me han servido para describir sus vestidos y sus comidas”, cuenta en la visita que realizamos.
“También me ha servido mucho el libro que Víctor Hugo escribió sobre los Pirineos”, desvela. Un viaje que hizo el escritor galo en 1843, precisamente el año en que comienza la novela. Otra de las características de estas tierras es el idioma, “aquí se habla un dialecto llamado benasqués, muy parecido al aragonés y al aranés”, dice y añade “las personas que hablan estos dialectos se entienden perfectamente entre ellos”.
Para escribir “Como fuego en el hielo” tardó un año en documentarse y otro año en redactarla. Por estas tierras hubo muchas escaramuzas carlistas, era una tierra de paso entre el Maestrazgo y el País Vasco. Otra de las localizaciones más importantes es la de Llanos del Hospital, el nombre puede engañar porque allí nunca hubo un hospital, tendrán que leer el libro para enterarse de la historia. En este complejo se encuentra la biblioteca del valle, donde Luz Gabás ha pasado muchas horas documentándose.
Otra de las ubicaciones más importantes es la del cementerio de Benasque, ya no quedan lápidas pero el ambiente es muy parecido al de hace siglo y medio. El tifus carbuncular, conocido popularmente como carbunco fue el culpable del traslado del cementerio a las afueras del pueblo. Las calles de Benasque, el río Ésera donde las mujeres iban a lavar la ropa siguen igual que cuando sucedieron los hechos de la novela. Como la plaza del pueblo o los palacetes de las personas principales del pueblo se mantienen como si no hubiese pasado el tiempo. Mucha agua ha pasado por debajo del puente del río Ésera pero la idiosincrasia sigue siendo la misma.
“La novela es una reflexión sobre la vida y la muerte”, dice Luz Gabás mientras anda por las recoletas calles de Benasque. “Andad por el centro de la calle o pegados a las paredes”, aconseja ante el riesgo de desprendimiento de la nieve de los tejados de las casas. Por la noche, las temperaturas pueden llegar a 10 ó 15 grados bajo cero pero a mediodía suben bastante y más en un día tan soleado como el que han escogido las responsables de la editorial Planeta para visitar la localidad pirenaica.
La autora guarda un exquisito equilibrio en la novela entre la razón y la pasión, “mis personajes, también lo hacen. En unos predomina una cosa, en otros lo contrario y dependiendo de lo que predomine hacen cosas diferentes”, explica. El situar la trama en el siglo XIX tiene una explicación precisa “quería un tiempo de cambios, un siglo donde sucediesen muchas cosas y el XIX tenía ambas características y, además, tenemos una gran laguna mental sobre ese siglo”.
Después llegaría la hora de comer y el restaurante escogido fue La Llarnada, cuyo plato estrella es la paletilla de ternasco que se nos antoja más sabrosa viendo las vistas que tiene sobre el valle nevado. Una de nuestras compañeras, la joven periodista colombiana Natalia, no había visto la nieve en su vida. Será algo que no olvidará como tampoco lo olvidarán el resto de la expedición que pasaron un día inolvidable de la mano de la autora de "Como fuego en el hielo", que en algunos momentos fue acompañada por su hermana Ana y su marido José. Las tierras de Benasque se merecen una visita reposada como la que realizamos el día final de un enero muy nevado. Esta localidad oscense se suma a los muchos recorridos literarios que hemos descubierto en nuestro caminar. Merece la pena conocer el valle, conocer a la autora y conocer a sus gentes.
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