La nueva novela de Natalia Carrero es una novela metaliteraria para el lector interesado en conocer lo que hay detrás y lo que hay dentro de la literatura. “La protagonista quiere escribir y está en un momento en que no sabe si va a llegar a profesional o no. Se queda en una zona intermedia”, explica la escritora catalana en la entrevista que mantuvimos en la sede de Disueño. “Es una novela de personaje con todas sus concreciones, aunque a veces no he descartado mostrar algunas zonas no del todo evidentes. La novela muestra distintos niveles o capas de lectura “, continua diciendo la autora.
La estructura de la novela, reconoce “está sacada de mi propia vida”. Al fin y al cabo, la vida es la que conforma la novela de nuestra existencia. “Y yo en el género de la novela me siento muy cómoda”, reconoce. Aunque las convenciones del mercado editorial, quizá no la dejen expresarse a la autora como la gustaría. Lo mismo les ocurre a otros muchos escritores que están por la experimentación de lenguaje y de nuevas formas de expresión. En este apartado aparecen sus dibujos. “El lenguaje escrito se considera superior a otras formas de lenguaje, pero creo que el cómic expresa más que el lenguaje. Es una letra rebelde”, sostiene Natalia Carrero que ha incluido diferentes dibujos en su libro.
En su opinión, las novelas gráficas obedecen a registros de mayor calidad literaria. “Los editores están acostumbrados a editar en blanco y negro que es mucho más barato. Pero, el futuro… probablemente vaya por otro lado”. Sin embargo, la autora barcelonesa, que se considera una escritora que juega a ser rebelde, le gusta ir a lo esencial de la literatura para “así tener acceso más directo con el otro lado”, expresa convencida. También, reconoce que los dibujos la ayudan a expresarse de otra forma. “Soy un poco perezosa al escribir, cuando estoy así o aburrida, hago los dibujos para divertirme”, reconoce entre risas.
Cree que ha tenido mucha suerte con la editorial que la ha acogido. “Me han permitido incluir dibujos, casi como un fanzine”, apunta. Lo del fanzine era de otros tiempos, de los años ochenta cuando proliferaron como hongos en nuestras ciudades. Tenían la facultad de acercar cierta cultura a todo tipo de público, ahora en la época de Internet esa facultad se ha perdido. “Cada capítulo del libro tiene su propio registro gráfico”, afirma la autora de “Yo misma, supongo”.
“La forma de escribir que yo tengo es muy plástica, sobre todo en la utilización del lenguaje. Las palabras me aparecen en bloques”, nos desvela la escritora. En su opinión, todo tiene que ver con el movimiento. Por eso, Natalia Carrero está empeñada en buscar su horizonte personal, en arriesgarse a escribir lo que ella cree que tiene que escribir sin importarle dónde va a publicar. “Mi editora buscaba cosas raras, buscaba riesgos, de ahí que el trabajo con elle fuese muy agradable”, expresa agradecida.
La protagonista de su novela, Valentina, tiene muchos rasgos de la autora. “Desde el principio era un yo próximo a mí, pero no era yo. Quería hacer una ficción que no fuese autoficción, que hubiese proximidad a mí pero, repito, sin ser yo”, expresa y añade “un escritor si busca utilizar un determinado tema lo tiene que conocer al máximo, documentarse bien”. Lo que realmente la apasiona a Natalia Carrero es escribir sobre lo que la inquieta.
Natalia Carrero es una escritora minuciosa. “Me gusta ir encontrando la frase adecuada para que la escritura sirva para algo. Necesito encontrar un sentido de utilidad a la escritura. Actualmente, la literatura es ruido, hay demasiado y no se puede escuchar todo. Hay que saber bien elegir lo que va contigo”, concluye la novelista. Su libro merece la pena, es una buena elección su lectura. Algo que agradecerá el lector por lo fresco y radical de su apuesta literaria.
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