¿Qué significa para ti publicar en España con Huso, una antología de sus mejores cuentos?
España es el punto más feliz al que he arribado a través del puente de mi escritura. Allí recibí reconocimientos muy importantes que me sirvieron de estímulo. Sé que en España me han leído y me leen, sé que tengo amigos entrañables y que esta publicación era mi asignatura pendiente. Huso me dio esta posibilidad.
¿Por qué elegiste este título?
El título La otra piedad no solo corresponde también al cuento con el que gané el Premio Rulfo sino que, además, engloba, en la totalidad de mi obra, la intención de mostrar siempre “lo otro”. Pienso que lo que se erige en columna vertebral del cuento es esa viabilidad de revelar otras esencias, otros sentimientos, otros procederes; en definitiva, la pretensión de crear otros mundos con el material sensible de la realidad.
Cómo hiciste la selección de tus cuentos?
Los cuentos corresponden, en parte, a los tres libros que publiqué en mi país. En ese caso, seleccioné los que obtuvieron mejores comentarios de mis lectores. Agregué, también, algunos cuentos premiados que habían sido publicados independientemente y algunos inéditos.
¿Qué temáticas se abordan en ellos?
El material que abordo es siempre lo sustancialmente sensible: los vínculos, las emociones, lo impredecible de las reacciones humanas. Aunque así expresado podría interpretarse que mis cuentos son sentimentales. Y no. No soy condescendiente con mis personajes y casi nunca los dejo abrazados a la dicha. Tal vez prefiero narrar ciertas infelicidades que, en el fondo, y como contraste, señalen que la complejidad con que transitamos nuestra historia es un gran equívoco.
¿Le gusta la edición?
Si bien no he tenido aún el libro en mis manos, con solo ver el cuidado de la diagramación y la belleza con que han resuelto la tapa, me parece una edición hermosa.
¿Por qué La piedad Rondanini en la cubierta?
Miguel Ángel talló la La Piedad, la más conocida, esa que asombra por su perfección. Al observar esas líneas podríamos sentir que el amor, el dolor y la belleza de las formas están ligados, unidos, fijos e inseparables. Pero mi propia experiencia de vida me enseñó que se puede amar también lo imperfecto. Por eso, La piedad Rondanini, la que el Maestro esculpió en el final de sus días, la inacabada, la defectuosa, la que él mismo, con su martillo, golpeó por considerarla imperfecta, es para mí la demostración de que aún en la deformidad pueden subsistir el amor más doloroso y más profundo, la belleza más cruel y más intensa.
¿Tendremos la ocasión de tenerte en junio en España para presentar el libro?
¡Ya estoy pensando en armar las maletas! España y, sobre todo, Madrid es uno de los lugares donde quisiera permanecer mucho pero mucho tiempo, siempre, cada vez que voy. Ahora, con más razón: está Huso abriéndome las puertas, está la ilusión hecha realidad. Allá voy.
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