“Precoz” es la voz interior de una madre rota, marginada que lucha por su hijo con desesperación y es, también, una road movie de una madre que no sabe bien a dónde se dirige. “En la novela hay un cierto extrañamiento en el tiempo”, señala la autora refiriéndose a que no se cita expresamente el tiempo en el que sucede la narración. La edad del hijo no se sabe con exactitud, al igual que no se sabe con certeza donde discurre la acción, aunque la autora se encarga de dar algunas pistas y, por ellas, podemos imaginarnos que viven cercanos a una localidad montañosa del norte de Francia. Su obra tiene un cierto aroma a Faulkner, a la creación de un espacio único y solitario.
Tampoco se conocen los nombres de los protagonistas aunque sí aparece algún personaje secundario del que conoceremos su nombre. “Tiene un punto de fuga, algo que hace que genere un contraste”, señala. Lo que sí refleja con claridad es la vida desordenada, caótica de los protagonistas. “Están siempre al borde de un ataque de nervios, como en la película de Almodóvar”, dice con una sonrisa en los labios y agrega “la protagonista es capaz de todo. Me gusta que sea así y tenga ese tipo de vida”.
“El comportamiento de la madre con su hijo es un tanto extraño. Ya en la adolescencia, le sigue yendo a buscar al colegio. Ama a su hijo pero de una forma extraña. Todas las madres someten a sus hijos, para que no crezcan antes de la cuenta”, explica la escritora argentina que señala que en el libro “hay algo de biográfico, por supuesto”. Y precisamente su experiencia en la maternidad la condujo a la literatura.
Según su opinión, los protagonistas de “Precoz” son personas que van al psiquiatra. “En mis novelas no está ese registro de autoconciencia, no se intelectualiza sobre sus padeceres. Son seres marginales donde la inclusión de lo social está”, expresa con rotundidad y añade “en las tres novelas mis protagonistas tienen algo predominante, las mujeres siempre quieren huir de algo”.
Ariana Harwicz escribe en primera persona, “yo y mi memoria somos una, y la intensidad de mi prosa, de mis personajes, siempre al borde del colapso; por eso creo que viene mejor que utilice la primera persona, si utilizase la tercera no quedaría igual. Mis personajes requieren la fuerza y la cercanía de la primera persona", explica convencida. "Me gusta experiementar con el lenguaje y la primera persona me da muchas más facilidades", corrobora.
En cuanto a la estructura de la novela apunta que tiene “la forma de la que nace del lenguaje. Una vez que tengo definido a los personajes, sobre todo su estado anímico, son capaces de hacer de todo o casi de todo lo que les digo. Así puedo deducir sus movimientos, su referencia espacial, temporal, las elipsis de la narración, etc.”
Se nota que Ariana Harwicz ama y siente la literatura de forma apasionada. “Cuando está todo dicho en un libro, no hay ejercicio artístico”, afirma. Para la escritora argentina, “la literatura es emoción y pensamiento. Un arte capaz de cambiarte la vida”, concluye.
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