Nuestro protagonista participó en la Revolución de 1848 en Alemania, en Düsseldorf, y por esa razón fue detenido y encarcelado. Conoció a Marx y a Engels, con los que trabó una relación epistolar. Luego estaría con el propio Marx en su exilio londinense en 1862.
Después de la Revolución de 1848 viajó por Suiza, Francia entre otros lugares. En esa época escribió Heraclito al oscuro y su tragedia, Franz von Sickingen (1859).
En el año 1857 se estableció en Berlín, aunque habría que esperar dos años para que se instalase definitivamente en la capital prusiana.
Lasalle se implicó en el desarrollo del movimiento obrero en los inicios de la década de los años sesenta del siglo XIX. Fue uno de los fundadores de la Asociación General de Trabajadores de Alemania en el año 1863 en Leipzig, el primer partido socialista y obrero alemán. El origen de esta organización se encontraría en un grupo de alemanes que habían participado en la Revolución de 1848 y, tras una visita a Londres conocieron el alto nivel organizativo de las Trade Unions. En ese grupo destacó el propio Lasalle. La idea era organizar un Congreso Obrero en Berlín para el año 1863. A finales del año 1862 el Comité organizador se reunió en Leipzig y encargó a nuestro protagonista que elaborase el programa del nuevo partido.
El texto escrito por Lasalle tiene una gran importancia histórica porque supone la defensa de una organización netamente obrera sin vinculaciones con las fuerzas liberales y burguesas, abriendo un nuevo capítulo en el movimiento obrero europeo. Había que superar las posibles vinculaciones con la burguesía más democrática que los trabajadores hubieran establecido hasta entonces para emprender un camino propio que buscase cumplir los objetivos obreros propios. Había que tomar el poder del Estado a través del sufragio universal y establecer cooperativas de producción que terminaran por arruinar a las empresas privadas, para que los trabajadores se beneficiasen de la riqueza generada por la mejora de la productividad. Ese sería el programa de la nueva formación. Lasalle fue elegido su presidente.
Para entender esta intervención del Estado y las cooperativas de producción hay que acercarse a su teoría sobre los salarios. Creía que los obreros tenían derecho a recibir un salario con el que pudieran subsistir dignamente, evitando riesgos para la salud, la infelicidad y para mantener la paz social. Pero si recibían un salario elevado, por encima de sus necesidades, se producirían serios problemas porque eso generaría un aumento considerable del nivel de vida de los trabajadores, un crecimiento de la natalidad que, en última instancia, provocaría un aumento de la oferta de trabajo, determinando un brusco descenso de los salarios, hasta por debajo del nivel anterior. Todos estos males se evitarían con las cooperativas y la tutela del Estado.
El modelo autoritario de liderazgo de Lasalle en la Asociación General generó fuertes conflictos internos. Además, Lasalle era no era partidario de las huelgas, aunque también, fiel a su programa, era contrario a cualquier alianza con otras fuerzas políticas a las que consideraba reaccionarias.
Lasalle llegó a exponer sus ideas democráticas y sociales a Bismark. El canciller apreciaba al socialista, pero, como es evidente, no puso en marcha las ideas de Lasalle, a pesar de la legislación social que luego desarrollaría para intentar apartar a los obreros del SPD, el partido en el que se transformó, después de varias y complejas vicisitudes, la Asociación creada por Lasalle.
Por otro lado, Lasalle defendería la unificación alemana y a Bismarck como su impulsor, como expuso en La guerra italiana y la misión de Prusia (1859), en una especie de alianza entre la autocracia y el pueblo frente a la burguesía, idea que le enfrentaría a Marx, como en casi todos sus planteamientos. Lasalle pensaba que Bismarck terminaría considerando a los trabajadores como el pilar de la futura Alemania.
Lasalle no compartía las ideas de los socialistas utópicos, pero tampoco era partidario de la lucha de clases y la revolución que preconizaba Marx. Lasalle fue un pragmático que buscaba la mejora de la situación de los obreros, algo que le granjeó mucha fama en vida y después de muerto.
Lasalle murió prematuramente en agosto de 1864 a raíz de las heridas sufridas por un duelo causado por cuestiones amorosas.