Ella, no él, inauguró el surgimiento del saber en Occidente inspirando la verdad al sabio. Ella lo inauguró, pero desapareció súbitamente en el lenguaje forjado por hombres; el sabio la ocultó. Para desligarse del origen materno, nuestra civilización patriarcal elaboró un discurso de dominación y construyó un mundo propio que creció alejándose de la vida, condicionando la percepción del mundo como realmente es. Desde entonces, la tradición occidental ha representado un exilio para la humanidad.
Recordando a Ulises y a Antígona, Luce Irigaray regresa a aquel principio —la era de los filósofos presocráticos, antes que el pensamiento se divorciara del resto de la vida— para aprender a cultivar una pertenencia natural en el respeto de nuestras diferencias. Es entonces cuando podemos descubrir otro lenguaje, capaz de expresar energía viva y transformar nuestros instintos en deseos compartidos, convirtiendo el arte en un mediador indispensable para una nueva evolución de la humanidad.
Luce Irigaray es una de las grandes filósofas del presente. Su importancia en la historia del pensamiento alcanza la de Simone de Beauvoir, Virginia Woolf o Hannah Arendt. Filósofa, psicoanalista, investigadora, escritora, conferenciante y luchadora por los derechos de las mujeres, Luce Irigaray (Bélgica, 1930) es una de las grandes pensadoras del feminismo y el humanismo actuales. Fue miembro de la École Freudienne de Paris. Desde 1961 enseñó en la Universidad de Vincennes, pero tras la publicación de su tesis doctoral, Espéculo de la otra mujer, fue apartada de la enseñanza. Doctora en Lingüística, catedrática de filosofía en la Universidad Erasmus de Rotterdam y Doctora Honoris Causa por la Universidad de Londres, fue elegida diputada al Parlamento Europeo en 1991. Es directora de investigación filosófica en el Centre National de la Recherche Scientifique de París.
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