Un hecho, cuanto menos, curioso para el propio dictador, quien podrá conocer de la mano de un cubano exiliado, muy documentado sobre las intimidades del poder castrista, y en vida, el juicio histórico al que será sometido una vez haya pasado a la historia, como así lo señala el periodista Carlos Alberto Montaner: "Lo bueno de que la premisa (“Fidel ha muerto”) no se haya cumplido todavía, es que sin duda el Comandante ha leído el libro y ha podido comenzar a imaginarse cómo será el juicio histórico. Ya sabe que no lo van a absolver”.
La historia rememora lo sucedido en Cuba a través de la mirada del hombre que más cerca ha estado de él durante cuarenta años: su guardaespaldas predilecto, quien siendo un niño se unió a los rebeldes en las montañas y se ganó la confianza del líder, un hecho que le llevo a convertirse en su sombra.
Bajo la mirada cegada por la admiración y cargada de fidelidad de su más fiel cuidador, la trama recorre y narra los hitos más señalados de la Revolución Cubana. Con una visión personal y de primera mano sobre los verdaderos hechos que ocurrieron durante las cuatro décadas, el guardaespaldas elude en todo momento la historia oficial que el régimen contará después de la muerte del dictador, para acercarse a la visión realista del pueblo cubano que es quien ha forjado, en la intimidad y en silencio, la verdadera historia del castrismo.
"Es lo mejor que he leído en los últimos cuarenta años de literatura cubana. No creo que después de El Siglo de las Luces se haya escrito en Cuba otra novela como Las palabras y los muertos. Asombrosa a los cuarenta años. Hay que ser muy escritor para esa hazaña”, señala el poeta cubano Manuel Vázquez Portal.
Por la novela deambulan como seres reales nombres que han frecuentado las cabeceras de los periódicos de todo el mundo: Fidel, el Ché y muchos otros que cobran vida en esta obra de Amir Valle, que rescata merced a una narrativa magistral una de las corrientes temáticas que mayores logros ha deparado en la tradición latinoamericana: la novela del Dictador.
“He tenido durante mucho tiempo una conciencia culpable porque todavía no había podido darle las gracias por su hermosa novela Las palabras y los muertos. Así que gracias por esa mirada sobre Cuba, que por desgracia aún no vive el final de la dictadura. Puedo imaginar cómo se siente. Cuando vivía en Rumania, también tuve la sensación de desesperanza que hay en su novela”, comenta Herta Müller, Premio Nobel de Literatura 2009.
Amir Valle (Cuba, 1967). Su obra ha sido elogiada por escritores como Augusto Roa Bastos, Vázquez Montalbán y los premios Nobel de Literatura Gabriel García Márquez, Herta Müller y Mario Vargas Llosa. Saltó al reconocimiento internacional por el éxito de su serie de novela negra El descenso a los infiernos, sobre la vida en Centro Habana, integrada por Las puertas de la noche, Si Cristo te desnuda, Entre el miedo y las sombras, Últimas noticias del infierno, Santuario de sombras (Almuzara, 2006) y Largas noches con Flavia (Almuzara, 2008).
Jineteras (Planeta, 2006) obtuvo el Premio Internacional Rodolfo Walsh a la mejor obra de no ficción publicada en lengua española ese año. En 2008 obtuvo el Premio Internacional de Novela Negra Ciudad de Carmona. También autor de Nunca dejes que te vean llorar (Grijalbo, 2015). Reside en Berlín.
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