Su obra poética, vital y lúcida, nace durante estos largos años de privación y encierro. Entrará en prisión con 18 años y saldrá en 1961 con 41 años de edad. Allí escribe los versos que componen Decidme cómo es un árbol (Umbriel/ Tabla Rasa, 2007).
“Decidme cómo es un árbol.
Decidme el canto del río.
cuando se cubre de pájaros.
Habladme del mar, habladme
del olor ancho del campo,
de las estrellas, del aire”.
Del poema La Vida, prisión de Burgos, 1960.
“Este libro es una lección de humanidad (…). Marcos Ana examina y describe, con sutil bisturí y un estilo seguro de sus recursos, la vida en la cárcel, sus heroísmos y sus desfallecimientos, la solidaridad convertida en instinto, la valentía como un hábito, sin las que no sería posible sobrevivir al infierno de los días y de las noches, al miedo de las madrugadas que traían la muerte, la larga espera de una libertad que para muchos no llegó nunca.”
Palabras de José Saramago en el prólogo de Decidme cómo es un árbol.
En 2011 publica uno de sus últimos libros Poemas de la prisión y de la vida (Umbriel/ Tabla Rasa), cuyo objetivo en palabras del propio autor es que sus poemas “puedan ser compartidos por mis contemporáneos y abran a la vez, un camino de lumbre y rebeldía en el corazón y el pensamiento de las nuevas generaciones.” Poemas de la prisión y de la vida recopila poemas sencillos, mensajeros de la dignidad, que pretenden llevar calor humano y esperanza de libertad a los que sufrían cautiverio y “llamar a las puertas del mundo para despertar a los que dormitaban, ajenos a nuestro drama personal y a la tragedia colectiva de España.”
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