El estilo narrativo de Kirmen Uribe es muy personal. Asume el papel del narrador que va contando la investigación que ha realizado para escribir el libro.”Hay muchos hechos de nuestra guerra civil y de la historia vasca que han quedado en el olvido. Reivindico la importancia de la memoria. Al fin y al cabo, la literatura es memoria, aunque también es invención.”, afirma el autor en la conversación que mantuvimos en una conocida librería madrileña.
“Creo que mis tres novelas forman parte de un ciclo dedicado a la memoria. La primera se basaba en la memoria que crea identidad. La segunda, Lo que mueve el mundo, hablaba de la memoria que ayuda a cerrar las heridas y esta última, habla de la memoria pero de una forma mucho más amplía, habla de todo un colectivo, el vasco en el que mucha gente se verá reflejada y no sólo de Euskadi, también de zonas como Madrid, Cataluña, Galicia o Andalucía, que tuvieron una vivencias similares a la de la familia Letamendia-Urresti”, explica de manera atemperada el autor de “La hora de despertarnos juntos”.
La novela transcurre en los cincuenta años centrales del siglo XX, desde 1927 –los felices años veinte- hasta 1978. “No he querido dejarlo en el 75 para que Franco no pareciese tan importante”, dice con sorna el escritor de Ondarroa. Aunque el corazón de la novela son los años cuarenta y cincuenta, justo los años del final de la guerra civil, que coincidió con la Segunda Guerra Mundial y la posguerra. “Son los años más oscuros del siglo”, puntualiza.
La novela trata sobre los servicios secretos vascos en el exilio y su colaboración con servicios de inteligencia americanos como el FBI o la OSS, el antecedente de la singular CIA, de la que no sabemos muy bien que significa su I central. “Lo que más me fascinaba de esta historia es que los protagonistas fuesen anónimos, cualquiera puede reconocerse en ellos, y que casi todos los protagonistas proviniesen del mundo artístico y cultural. Letamendia, trompetista de la Orquesta Sinfónica de Bilbao, llegó a ser oficial del ejército republicano”, expresa Kirmen Uribe siempre con una sonrisa en los labios, se le nota feliz, satisfecho por el resultado de su última novela que, aunque no la haya traducido, sí ha estado muy involucrado en el proceso. La familia protagonista de la novela sufre dos exilios, el primero político y el segundo es netamente económico ya que Karmele Urresti no puede mantener a sus hijos.
La novela surge de un cuadro del pintor Antonio Gezala, “Noche de artistas en Ibaigane”. “Me fijé en él en el año 2008, bastante antes de pensar en escribir la novela. Es un pintor de los años veinte que dibujaba ambientes urbanos, accidentes de tranvía y otras escenas muy de ciudad y nada bucólicas. En el cuadro salía una orquesta de jazz y entre los músicos estaba nuestro protagonista Txomin Letamendi”, nos desvela el autor de Ondarroa.
Además del matrimonio Letamendi-Urresti, otro de los protagonistas principales es Manu Sota, en los diarios de éste singular personaje, se basó el autor para escribir parte de la historia. “Nos cuenta en su escritos cómo llega a Estados Unidos y todo el trabajo que hace mucha gente anónima para establecer los servicios secretos vascos en el país americano”, refiere. “Esta novela se mueve por sus personajes. Lo que pretendí fue que los lectores se enamorasen de los personajes y les siguiesen en la acción”, acota.
“Yo soy un escritor que me involucro en mis novelas, tal y como hacen Emilio Carrere, J. M. Coetzee, Javier Cercas o el propio Bolaños. Me gusta ir descubriendo verdades ocultas casi al mismo tiempo que el lector. Se podría decir que es una especie de justicia poética, el poder que tiene una persona de sacar del olvido estas historias”, indica durante la charla. "He tenido muy presente en toda la redacción de la obra la novela Submundo de Don DeLillo, escritor que me parece esencial en la narrativa actural", especifica el autor. El narrador, también toma cierta distancia ya que cree que las historias hay que contarlas de forma objetiva. Su experiencia al escribir la novela ha sido formidable. “Se puede decir que ya no soy el mismo de antes. He aprendido mucho”, refiere.
Se muestra muy satisfecho con el resultado final. “Esta historia era muy importante para mí. Es la historia de un país y había que ser muy certero en la exposición”, concreta. Cree que la novela puede tener dos lecturas. “Por un lado, los protagonistas eran unos soñadores y, por el otro, es que no tenían otra opción que hacer lo que hicieron”, cuenta. El humor es algo que está latente en toda la novela. “Es, realmente, lo que nos hacer sobrevivir. Ellos que perdieron una guerra, sólo les quedaba el humor para ayudarlos a seguir vivos entre tanta tragedia”, cuenta.
“La hora de despertarnos juntos” es una novela muy bien estructurada y con un ritmo muy vivo y equilibrado. Como los thrillers, cada capítulo terminacon una sentencia que hace pensar al lector. "Aquí, claramente se ve mi alma poética. Me gusta cerrar bien los poemas y lo mismo hago con lo capítulos de mis novelas", recalca con precisión. “Había que acotar mucho lo que se contaba para no hacer la historia pesada y dejar al lector que rellenase lo que creyese oportuno. La literatura es aquello que se lee entre líneas”, concluye el escritor. No se puede contar todo, hay que dejar ciertas puertas para que el lector se introduzca por ellas y complete la historia. “Yo creo en un lector inteligente y activo”, finaliza. Lo mismo que nosotros creemos en un escritor brillante y original, tal y como Kirmen Uribe lo es.
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