Yo, comandante de Auschwitz es el autorretrato de uno de los personajes más monstruosos de todos los tiempos: Rudolf Höss, el hombre que seguramente más supo sobre el modo en que los nazis intentaron llevar a cabo la así llamada «solución final». Capturado por los ingleses al finalizar la guerra, se le ordenó escribir estas memorias, tarea con la que al parecer disfrutó y que acometió con la mayor sinceridad, aunque la opinión de autores como Primo Levi es diametralmente opuesta.
Rudolf Höss fue nombrado comandante del campo de Auschwitz, donde organizó los asesinatos en masa desde 1940 hasta finales de 1943. Al finalizar la guerra huyó disfrazado, pero la Policía Militar británica lo capturó en marzo de 1946, y fue conducido a Nuremberg. En el transcurso del juicio, los prisioneros supervivientes que testificaron contra él lo definieron como una persona acostumbrada a desenvolverse con frialdad. El 2 de abril de 1947 fue condenado a muerte, y se tomó la sentencia con aparente indiferencia. Lo ahorcaron en el antiguo campo de concentración de Auschwitz, días más tarde.
Yo, comandante de Auschwitz es un libro esencial para comprender los campos de concentración, lugares donde judíos, prisioneros de guerra, marginados sociales, gitanos, comunistas u homosexuales eran masacrados sin ninguna piedad por los efectivos nazis de las SS o de la Wehrmacht. El autor nos relata sus experiencias en los campos y las barbaridades que se cometían en ellos. Nos presenta una evolución desde los fusilamientos hasta el uso de las denominadas duchas “Made in Germany” con las que gaseaban y asesinaban a los prisioneros.
Aparte de centrarse en los campos de concentración, Höss nos narra las intrigas políticas del momento y nos habla de quiénes fueron los que movían todos los hilos de Alemania y de aquéllos de quienes dependía la administración de los campos y su inepta gestión que ocasionaba condiciones de hacinamiento entre los prisioneros y una situación de absoluta carestía.
Permítanme añadir que, relacionado con este tema y con la caída del muro de Berlín, se representó el pasado jueves 19 de noviembre una obra de teatro en alemán en la facultad de Filología de la Complutense a la que acudí en la que se trataban estos temas y en la que aparece un monólogo de Hitler durante los días de guerra francamente interesante o un testimonio real de un gran autor alemán que no se lava desde 1945 debido a que el jabón de la época estaba hecho con la grasa de los judíos asesinados.
En definitiva, un libro que merece la pena leer por su valor histórico y las intrigas de una mente contagiada del nazismo.
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