La historia que nos narra esta novela está ambientada en el siglo XIII y empieza en el Jerusalén de 1230, cuando los hombres de Federico II de Hohenstaufen defendían la Cuidad Santa de los ataques de los sarracenos. En estos momentos, el siciliano Guillermo de Girgenti, narrador de dos de las tres partes de la novela, es atrapado por el enemigo junto con su padre, y ambos terminan cayendo en manos de los mongoles, que en estos momentos vivían su plenitud en el centro de Asia.
Desde aquí iniciarán un viaje que les llevará a Siberia y Rusia, para terminar llegando a Brujas 22 años después, donde conocerán a un aragonés fabricante de sedas, lo que da pie a Isabel San Sebastián a describir el comercio que se llevaba a cabo en la época y a las grandes acciones del Reino de Aragón en esta ápoca, como la toma de Valencia por Jaime I el conquistador o la expansión aragonesa por el mediterráneo y por la península.
En Aragón, Guillermo de Girgenti encontrará el mejor lugar para vengarse de los musulmanes, causantes de sus padecimientos, y se hace almogávar, por lo que termina participando en la toma de Alcoy y de Murcia, en misiones de espionaje o de diplomacia, y hasta en la expedición de los aragoneses para derrocar a Carlos de Anjou en las vísperas sicilianas, ya de sesentón.
Como podemos ver, Un reino lejano es una novela épica y ambiciosa en torno a unos escenarios medievales muy variados. Algunos ya han sido escenario de múltiples novelas históricas en nuestro idioma como el Reino de Aragón en tiempos de la reconquista, pero otros prácticamente no han sido tratados anteriormente, como el desconocido y brutal imperio mongol en el siglo XIII.
A su vez, la novela trata el florecimiento de las ciudades, los gremios y una nueva clase social, la burguesía, y el nuevo papel de la mujer, que empieza a cobrar relevancia y poder.
Por otro lado, la novela no sigue un mismo tipo de narrador a lo largo de todas sus páginas. Empieza con el relato en primera persona de Guillermo de Girgenti, que se mantendrá durante los dos primeros tercios del libro, para terminar con un narrador omnisciente en tercera persona. De este modo, en la primera parte de la novela el relato es mucho más emotivo y se centra mucho más en los sentimientos del protagonista, mientras que con el cambio de narrador, los sentimientos dejan de estar en un primer plano para dejar una mayor primacía e importancia a la acción y a los sucesos que acontecen en la novela.
Un reino lejano es una novela histórica, y al mismo tiempo un viaje interior, que tocará el corazón de los lectores y satisfará tanto a fieles seguidores del género como a los que se acerquen por primera vez a él.
Crítica literaria
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