Ya sé que es un reconocimiento controvertido, ¡faltaría más!, sería extraño que Dylan no produjera polémica; ha sucedido siempre a lo largo de más de cinco décadas de creación artística.
Admito que en esto de Dylan no soy nada imparcial. Desde hace 52 años soy un ferviente seguidor y admirador, incluso cuando en los años 80 y 90 del siglo pasado, los discos de Dylan levantaron fuertes criticas y desacuerdos. Por tanto no solo considero merecidísimo el Premio Nobel, sino que además recalco ¡que ya era hora!. Hay quienes dicen que había otros magníficos candidatos, mas merecedores, es posible aunque o no se identifican o no los conoce nadie.
Cuando en el futuro, con un cierto distanciamiento, se escriba la historia del siglo XX, los dos hechos culturales más relevantes del mismo serán sin duda la aparición y desarrollo del cine y la aparición y desarrollo de la música rock. Si estamos de acuerdo con esa evidencia, resulta que el músico que más influido en la historia del rock ha sido precisamente Bob Dylan, cuya obra temprana, aunque ya muy madura, provocó en 1965 un profundo revulsivo creativo nada menos que en The Beatles, que tras conocerla cambiaron radicalmente su forma de componer.
Las canciones de Dylan, decenas y decenas de ellas, y no solo de los años 60, han sido interpretadas, cuando no copiadas, por miles de músicos de primera, segunda, tercera y cuarta división. Su forma de componer, letra y música, ha inspirado a muchísimos músicos, bastantes de ellos primeras figuras, que no se han recatado en reconocer la profunda influencia de Bob.
Hay quien dice, que muy bien, que Dylan es la cumbre de la música popular del siglo XX, pero que ello no tiene nada que ver con ser una gran figura literaria merecedora del Premio Nobel. ¿Se puede disasociar la letra y la música en las canciones de Dylan? Imposible.
Dylan ha sido y es todavía una esponja cultural, que ha absorbido numerosas y valiosas tradiciones literarias, que se reflejan en las letras de sus canciones. Para empezar la Biblia (tan presente en toda su obra como buen judío y buen norteamericano), y desde luego dos de los mas grandes escritores de las primeras décadas del siglo XX como Walt Whitman o Faulkner; también el surrealismo francés, la poesía beatnick, el folksong tradicional, las canciones de lucha de los movimientos sociales del siglo XIX y XX…. Hay que leer muy despacio sus canciones, unos textos sin duda muy difíciles, para apreciar el enorme poso cultural que hay en ellas.
Ser un buen escritor, no es solo ser un buen artesano de la lengua, ejemplos los tenemos en nuestro país, donde el tenebroso factotum del Grupo Prisa ocupa una silla en la Real Academia. Ser un buen escritor es ser capaz de transmitir y catalizar sentimientos, de contar historias que capten el interés de la gente, de que las personas se reconozcan e identifiquen con lo que leen o escuchan. Y ahí Dylan tiene pocos rivales en el pasado siglo XX.
Porque ¿quién describió mejor que Dylan los sentimientos de los jóvenes nacidos en la posguerra mundial? ¿quién popularizó mensajes pacifistas asumidos por millones de personas en todo el mundo? ¿quién puso mejor de relieve los profundos cambios que se estaban produciendo en la moderna sociedad de consumo? ¿quién reflejó con mayor energía la resistente discriminación racial y las desigualdades sociales en el país más rico del mundo y que se presentaba como el modelo a seguir? ¿quién presentó con más claridad el miedo al holocausto nuclear y a la vez la denuncia de los mercaderes de armas? ¿quién cantó con mayor madurez, sin ñoñeria, las crisis de las relaciones amorosas de las nuevas generaciones, que se creían vacunadas por el amor libre o las parejas autoconsideradas igualitarias? ¿quién narró con sencillez la soledad de la gente en las grandes ciudades o la vida vulgar de los habitantes del hábitat rural?.... y así podríamos seguir….
Y un apunte más local. Buena parte de las cosas que se decían en nuestro país en las plazas del 15-M, estaban ya escritas casi 50 años antes por Bob Dylan.
En mi opinión, eso es la cultura. La comunicación creativa entre el artista y la gente. Y eso lo ha logrado como pocos Bob Dylan, con sus canciones, sus letras y su música.
Termino con tres apostillas.
Por favor no buscar la traducción de las letras de las canciones de Dylan en la Wikipedia, es un destrozo. Lamentablemente las buenas traducciones en castellano tienen ya bastantes años y en muchos casos son inencontrables; esperemos que al hilo del Premio Nobel se reedite, actualice y complete su obra en ingles y al menos en castellano.
Lo segundo. Tuve la gran suerte de conocer a Dylan a finales de 1964 gracias a Ángel Álvarez y a sus programas de radio “Caravana/Vuelo 605”, mi eterna gratitud por descubrirme una obra que me ha acompañado e influido de manera decisiva en mi vida.
Por ultimo, en mi funeral laico quiero que me pongan “Blowin in the wind”.