En medio de una dolorosa ruptura sentimental, Carlos (Jon Plazaola) recibe en su casa a su hermano Abel (Salva Reina), después de más de un año sin verse. No es una visita inesperada, ni ninguno de los dos hermanos tiene demasiado tiempo para hablar. Y, además, su relación es de todo menos buena. Sabiendo de la afición de su hermano por lo enología, Abel le regala una botella de un buen, y caro, vino. Pero el detalle acaba desatando una sucesión de todo lo que los dos hermanos nunca se han dicho, las viejas rencillas convertidas en nuevos rencores, en todo lo que los separa de manera irremediable y, al mismo tiempo, les une, hasta desembocar en un final totalmente inesperado para el espectador.
Y con todo, no falta un brindis; porque a veces no hay más remedio que brindar. Por lo que sea. Por todo. Por nada. Por. Aunque ese brindis sea tan débil como la fina línea que separa el amor del odio entre dos hermanos.