El escritor francés lleva más de 15 años viviendo en Barcelona, “esta ciudad es la puerta a Oriente como Estambul. Es una gran ciudad mediterránea con tres identidades. Es una ciudad prácticamente simétrica a Beirut, al otro lado del Mediterráneo”, explica el autor francés de manera apasionada. Aunque esté encantado con Barcelona, en ocasiones tiene que abandonarla para documentarse y escribir nuevas obras. Para escribir “Brújula” se desplazó a Berlín, donde estuvo viviendo cerca de dos años.
“La novela se me ocurrió hace unos cinco años y he tardado cuatro en construirla y montarla como quería”, señala con precisión. Aunque ha tenido que documentarse más en estos dos últimos años, se podría decir que lleva acumulando material, sin saber muy bien para qué, desde hace muchos más años. “Oriente es un tema que me ha apasionado siempre y "Brújula" es el resultado de ese apasionamiento”, dice rotundo. Cree que “la violencia actual nos impide ver la realidad de un encuentro entre ambas culturas, Oriente y Occidente”, expone durante la charla que mantuvimos en la finalización de un caluroso verano oriental. Pese a la violencia que inunda nuestro presente cree que ahora es "cuando más se viaja a Oriente. Sigue habiendo viajeros que se apasionan por esa parte del mundo, si bien es verdad que la lacra del terrorismo ha hecho que se viaje menos que hace unos años. El miedo es muy reciente pero creo que sigue existiendo una fascinación creciente por Oriente y por el Islam, quizá sea por una razón de alteridad, de descubrir algo distinto”, detalla. Su pasión por Oriente le viene de hace mucho tiempo, “empecé a estudiar árabe a los 18 años, he vivido en Irán, en Siria y en Líbano. Al principio, tenía demasiados clichés orientalista en la cabeza, fruto de mis lecturas de Las mil y una noches, pero al llegar allí y aprender el idioma, todo cambió”, concreta el autor francés. Mucho se debió a la gran diversidad que hay en esas tierras donde conviven cristianos con chiítas, sunitas, kurdos, armenios, etc. “En Oriente hay una gran profundidad histórica, nos ha dado el alfabeto, la escritura y, también, Roma, Grecia o Alejandro Magno. Todo está ahí y es fascinante”, comenta. “Brújula” es una novela escrita en primera persona. “Me gusta la forma en que se ve el mundo a los ojos de un narrador. Conseguir que un personaje enseñe a través de sus ojos me apasiona. La novela es el relato de un retrato donde hay dos amores, por un lado está el retrato de una mujer y, por otro, de unos países. Una historia de amor doble”, específica con suma pasión. El protagonista de la novela es el musicólogo Franz Ritter, escoger a un especialista en música se debe a que “lo que menos conocemos de Oriente es su música y merece ser conocida”, expresa con convencimiento y añade “esto me permite entrar en Oriente de una forma distinta. La música no necesita traducción y yo quería dar a conocer ese lado de la música”. Mathias Enard reconoce que su protagonista Franz tiene sus viajes, sus recuerdos. “He utilizado muchos recuerdos y alguna de mis pasiones”, confiesa. Para montar la novela, Viena le vino como anillo al dedo. “La capital austriaca sufrió dos asedios por las fuerzas otomanas. Además es la capital de la música y otra puerta a Oriente”, razona con precisión. “En Viena hay algo sureño, la gente es muy abierta, más divertida que en otros lugares de Europa, más cosmopolita y tiene el Danubio que es un río fascinante”, enumera. “En el siglo XXI, la novela lo puede abarcar todo” El escritor nacido en Niort cree profundamente en el poder transgresor y alquímico de la novela. “En el siglo XXI, la novela lo puede abarcar todo. Mi novela es una historia de amor, pero también tiene aventuras. Asimismo podríamos decir que es un libro de viajes; también tiene pasajes de ensayo y de historia de la música”, especifica. El ganar el Premio Goncourt con esta novela le ha supuesto llegar al gran público. “Es una marca muy potente. Un acontecimiento nacional de primer orden que ha generado interés en todos los medios de comunicación”, reconoce y espera que esta difusión le haga que conozcan más sus otras obras. De todas las ciudades que ha visitado en Oriente hay algunas que las prefiere más que a otras. “Estambul, Damasco, Alepo son ciudades impresionantes que todo el mundo debería conocer”, sugiere y agrega “me gusta escribir sobre estas ciudades pero, también me gusta escribir novelas donde haya humor e ironía. No he querido hacer una novela con altas dosis de ensayo exhaustivo, más bien he pretendido mostrar un mundo que me atrae y para ello he contado anécdotas que me han sucedido en esos países”. La novela está llena de erudición y de aventuras a partes iguales. Un cóctel que Mathias Enard sabe manejar a la perfección. Puedes comprar el libro en:
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