Virginia es una fotógrafa free-lance que realiza reportajes fotográficos, siendo reclamada por diversas agencias para realizarlos. En una fiesta conoce a un empresario de éxito que le encarga un reportaje sobre las islas Seychelles, ya que esta persona iba a abrir, próximamente, un nuevo hotel de su cadena. Hasta allí se desplaza y una avería mecánica del barco que utilizaban para tal tarea, sufre un pequeño percance que les hace estar unos días incomunicados.
La novela está escrita en primera persona y la narradora no es otra que Virginia que cuenta a sus hijas, menores de edad, la historia que le tocó vivir y sus consecuencias, doce años antes. Las hijas no podrán leer lo escrito hasta que la menor de sus dos hijas cumpla los dieciocho años de edad. Entonces, ella no sabrá si lo leerá o quedará olvidado en el cajón de los recuerdos de sus hijas.
La novela está dividida en tres capítulos a la manera clásica. Planteamiento, nudo y desenlace. En la primera parte es donde la narradora plantea los antecedentes de una vida monótona y familiar; donde sólo algún trabajo esporádico y sugerente romperá la rutina de una vida dedicada a su marido e hijas. La aparición de Daniel trastoca, en cierta forma, su vida; ya que le encarga un trabajo al que es difícil negarse por los incentivos económicos que trae consigo.
Una vez convencida deja a la familia, para desplazarse hasta las islas Seychelles a hacer el trabajo contratado. Lo que ella no sabía es que lo tendría que hacer con el propio Daniel que utiliza su poder, para conseguir cambiar las previsiones iniciales del cometido. Esta segunda parte es la más sobria de la novela. Dos personajes tienen que vivir unos días sin apenas suministros en un yate, intencionadamente averiado. La tensión, el agobio, la atmósfera cada vez más cargada se van dejando sentir en la narración, haciendo que el lector cada vez se encuentre más a disgusto con lo que narra Julia Montejo, ya que puede prever lo que va a ocurrir, pero no puede hacer nada para que el curso de la historia continúe, tal y como ha planteado la escritora pamplonica.
La tercera parte y conclusión de “Los abrazo oscuros” es una investigación sobre los orígenes de Daniel, realizada por la propia Virginia ante unas evidencias que se encuentra de manera casual. Casi roto su matrimonio y su familia, se da cuenta que todo lo vivido no ha dejado de ser una patraña urdida por Daniel. Virginia descubre que el odio puede durar toda una vida y que hay que perder la cabeza para no perder el corazón. Ella lo perderá todo. Descubre la maldad de quien decía ser su amigo y, también, que todas las personas bajo presión pueden perder la cabeza. Ante esto, solo la quedará el retiro para no dañar a su familia. Si bien el final puede resultar triste y deprimente, no deja de ser cómo la vida de una persona puede dar al traste por culpa de la manipulación.
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