No es extraño escuchar a los que se hacen llamar “eruditos” de la literatura quejas acerca de la publicación de poemarios por parte de músicos. Quejas sin sentido, porque ¿qué son las canciones sino poemas cantados? ¿No será lo mismo dejarlas sin voz sobre el papel que cantarlas? La poesía, igual que muchos tipos de narrativa, no es más que la terapia del escritor con la que poder extraer aquello que sacude sus entrañas: una herramienta de exorcismo literario. Los músicos, como los escritores, como cualquier tipo de artista, plasma en su obra aquello que en su interior le pide salida. Hoy lo hace alguien que dedica su vida a dar voz a la Maravillosa Orquesta Del Alcohol (M.O.D.A.) y que esta vez ha decidido que la voz de sus letras la aporten los lectores.
‘Nubes negras’ es la búsqueda por parte de David Ruíz de sanar las heridas que provoca el devenir vital en la persona sensible. Loreto Sesma intenta ampliarnos el horizonte con un bello prólogo, buscando salvaguardarnos ante el golpe de las páginas siguientes. Dividido al estilo musical en cara A y cara B, los poemas de David Ruiz van apareciendo como gotas de lágrima caídas en pequeñas cartas. ¿A quién? Ahí reside el secreto: sus poemas lanzan los miedos que le atormentan pero aceptan ser cogidos por cualquier lector y hacerse suyos. Empapados de sentimiento, también pasamos por el compromiso y la crítica social, o incluso musical. Si las canciones en ocasiones nos hacen quedarnos en la parte instrumental, en este caso entramos en lo más interno de una de las voces más aclamadas en esta época de verano y festival.
Como cuando uno asiste a uno de estos festivales, en el que superar los días es duro pero que siempre, al acabar, deja un poso inexplicable de felicidad; ‘Nubes negras’ golpea fuerte, duele y hace daño, pero con la seguridad de que tras su lectura, como ocurre con los buenos libros, el sabor en boca permanecerá como recuerdo de felicidad. «Volverán las mañanas felices…».
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