Desde que protagonizó un pequeño escándalo en la televisión, al informar sobre la amante de un ministro, se ha dedicado más a la ficción que a temas políticos. En Portugal lleva publicadas 15 novelas, a un ritmo de una por año, “yo escribo muy rápido, es lo que tiene ser periodista”, dice. La que ahora presenta, “El último secreto” es su novena novela y ha tardado cinco años en ser traducida al castellano. En esta ocasión ha sido la propia editorial portuguesa la encargada de publicarla en España. “Es una bonita aventura. Antes había publicado mis anteriores novelas en Roca Editorial”, explica el periodista portugués conocido en su tierra por el Orejas, por motivos obvios.
Desde que escribió su primera novela, “La isla de la oscuridad”, de la que vendió 4.000 ejemplares, las ventas de sus libros han ido subiendo paulatinamente. La siguiente serían 35.000 los ejemplares vendidos y así consecutivamente hasta lograr vender más de tres millones de libros en todo el mundo, lo que le afianza como el escritor portugués vivo que más vende.
“Los autores portugueses están muy influenciados por la literatura francesa y los lectores no entienden su forma de escribir, prefieren que el lenguaje prime sobre la historia. Yo opino justamente los contrario”, declara el autor y añade “yo soy un escritor que cuenta historias y éstas tiene que ser claras e interesantes para los lectores. Esa forma de escribir muy periodística la traslado a mis novelas”. Cree que en Portugal no existe una tradición de escritores procedentes del periodismo como en España. Confiesa su admiración por este tipo de escritores como Arturo Pérez-Reverte o Julia Navarro.
Su novelas suelen tener una historia ficticia pero el tema de los misterios que trata es real. Esto es lo que ocurre en “El último secreto” donde trata la verdadera historia de Jesús. “Trato de transportar la historia al gran público, siempre con unas dosis de enigmas y en forma de thriller”, manifiesta José Rodrigues Dos Santos durante la presentación en un conocido restaurante portugués de la capital.
Para escribir el libro se ha basado fundamentalmente en los Manuscritos del Mar Muerto. “En ninguno de los textos del Nuevo Testamento nos dicen que los autores conociesen a Jesús. Todos son textos escritos bastante años después de su muerte. El más cercano al tiempo de Jesús fueron los de Pablo de Tarso. Los evangelios fueron escritos en griego, cosa que contradice la autoría de los textos tal y como nos lo contaron, los apóstoles hablaban en arameo y no tenían demasiada preparación y, por supuesto, no sabían nada de griego”, expone impertérrito el autor nacido en Mozambique y criado en Macao.
“Jesucristo no era cristiano”
Para José Rodrigues Dos Santos “Jesucristo no era cristiano. Sus valores eran diferentes al cristianismo. Jesús era judío, vivió como judío y murió como judío. Fue un judío integrista, un zelote”, asegura categórico y, para ello, se basa en el Nuevo Testamento y sus múltiples errores de traducción, además de la conveniente manipulación y falsificación de los textos que desgrana a lo largo de toda la novela. “Los católicos no están preparados para escuchar estás afirmaciones, me dijeron las autoridades religiosas cuando les desafíe a que señalasen las incorrecciones de mi texto”, cuenta con una sonrisa en los labios. En todas las iglesias de Portugal, en el año 2011, se leyó un texto en contra de su novela. “Algo que me hizo mucha publicidad”.
De los escritores del Nuevo Testamento, nadie conoció a Jesús personalmente. La Iglesia llega a reconocer que los textos no son realmente verdaderos y los denomina epigráficos. “Todas las grandes religiones son construcciones de alguna persona. En el caso del cristianismo fue Pablo el constructor de la religión”, señala con pasión. La misma pasión que pone el protagonista de su novela, Tomás Noronha, en las explicaciones sobre los enigmas que se plantean en la novela. “Este protagonista lleva conmigo siete novelas. Es verdad que los autores proyectamos en nuestros personajes lo que somos y lo que nos gustaría ser. Se podría decir que es mi alter ego”, sostiene razonadamente.
Su éxito cree que se debe a que “para que una obra tenga éxito, tiene que tener algo nuevo, que interese a los lectores”, expone y concluye la presentación aseverando rotundamente que “un pueblo que está informado está más preparado. La verdadera riqueza de un pueblo es el conocimiento, no el dinero”.
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