El profesor Alberto Romero Ferrer recorre la exitosa trayectoria de la artista en el teatro, la copla, el baile, el cine o la televisión, desde la posguerra hasta el posfranquismo. El jurado consideró que se trata de una impecable radiografía sociológica de España entre la posguerra y el posfranquismo a través de la trayectoria de esta artista legendaria, figura clave de la cultura popular y la memoria sentimental cuyas evoluciones sirven para trazar una historia del espectáculo y la industria del entretenimiento más allá de los tópicos.
El autor ha querido hacer la obra lo más parecida posible a una tesis doctoral, donde ha obviado la vida sentimental y familiar de Lola Flores. La pretensión al escribir el libro ha sido que la artista jerezana entre en la Universidad. Esta institución académica tiene una asignatura pendiente que es la cultura popular. Y si una cosa era Lola Flores era popular. Llenaba todos los teatros en donde actuaba. Quizá no sabría cantar, quizá no sabría bailar, pero como dijo un célebre crítico del New York Times: no se la pierdan. Sus espectáculos eran precisamente eso, un espectáculo.
La figura de Lola Flores es una pieza clave en la historia de la cultura popular de la España contemporánea. Alberto Romero Ferrer aborda sus orígenes, vinculados a la brillante escena flamenca de los años treinta, conocida como la edad de plata, y las sucesivas encarnaciones del personaje desde los inicios de la Niña de Fuego hasta la consagración como la Faraona, sobrenombre que le puso el compositor mexicano Agustín Lara en el largo periplo de la artista por aquellas tierras, sobre todo para interpretar muchísimas películas, casi todas ellas de ínfima calidad. El autor analiza tanto su evolución, como su huella en la memoria sentimental.
El itinerario de la jerezana le sirve para trazar un radiografía sociológica del país, pero también una historia del espectáculo y de las industrias del entretenimiento, en las que no dejó de brillar una artista que supo adaptarse a los tiempos sin abandonar su esencia, para convertirse en los últimos años en contradictorio icono de la posmodernidad.
Transformada en su propia leyenda, siempre libre y a su modo transgresora, la peor enemiga suya era ella misma, Lola Flores ejemplifica, desde la paradoja que suponía su gitanismo de adopción, la fuerza, la garra y el misterio de la cultura flamenca. Detrás de la imagen frívola, cultivada por ella misma, se encontraba la artista flamenca más importante del siglo XX. Una persona que se crecía ante la adversidad que recogió el legado flamenco de antes de la guerra civil para modernizarlo con nuevos elementos técnico de la dictadura. Fue una mujer que no representaba el modelo establecido por la propaganda de la Sección Femenina franquista.
Alberto Romero Ferrer es profesor titular de Literatura Española, director del Departamento de Filología y del Greupo de Estudios del Siglo XVIII de la Universidad de Cádiz. Entre otros libro ha publicado: Los hermanos Machado y el teatro, Costumbrismo Andaluz, Antología del género chico, Juan Ignacio González del Castillo: Sainetes escogidos y Escribir 1812. Memoria histórica y Literaria. De Jovellanos a Pérez Reverte.
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