Félix Romeo no quiso cumplir con el servicio militar obligatorio que hace unos años tenían que cumplir los varones españoles, se declaró insumiso, no quiso cumplir con el servicio social sustitutorio y como resultado de esa cabezonería tan aragonesa que le gustaba ejercer, dio con su inmenso cuerpo en la cárcel de Torrero, sita en Zaragoza, en su ciudad natal.
Y sólo se le ocurre a él entrar en la cárcel el 14 de febrero de 1995, de ahí el título, ya que cuando conoció a Santiago Dulong era de noche, una noche fría en la que iba cargado de mantas, de humedad, de soledad, de inconformismo y de desesperación. El tal Dulong, su compañero de celda, había matado a sangre fría a su esposa María Isabel Montesiones. A sangre fría o de casualidad… Los testimonios se contradicen y lo hacen de tal forma que Félix no lo puede corroborar a ciencia cierta, por eso en la novela expone los hechos probados y lo aleatorio se lo inventa o imagina, porque imaginación es una cualidad que no le falta.
“Éste no es un libro sobre la justicia imposible que se administra sobre los muertos, sino un libro sobre las palabras”, escribe Romeo en la novela, porque a su entender la sentencia que le condenó estaba mal redactada, como casi todas las sentencias y de eso se quejaba a menudo y así se lo espeta al juez y su cabezonería le conduciría a la cárcel. No saben escribir sentencias, probablemente porque apenas leen y mucho menos sus obras, sus libros “cojoneros”, sus libros que son como misiles que dan en la línea de flotación de la vida. Extraña es su escritura, como extraño es su libro, que trata sobre lo mal que se condena. Es un lamento de la vida.
Noche de los enamorados es una obra breve, de frases cortas, de muchas frases de una sola palabra o de dos, de descripciones minuciosas, que más que relatar enumera lo que se encuentra y va investigando. Abandona todo lo superfluo, va directamente al grano, como si supiese que le quedaba poco de vida y no quisiera hacer perder tiempo al lector con divagaciones. Es un libro original, moderno y fundamental. Se lee tan rápidamente como se da un beso, como se bebe una cerveza o como pasa la vida cuando volvemos la vista atrás.
Félix murió el pasado 7 de octubre recién estrenado un otoño tristón, pero nos ha dejado sus libros, su escritura y su imagen perenne en los programas culturales de La Mandrágora, ¿planta venenosa o medicinal? Seguro que él ahora lo sabrá desde donde esté. ¡Cómo se echan de menos los programas culturales que han ido desapareciendo de las parrillas de televisión! Probablemente achicharrados. Y ¡cómo se le echa de menos a él!
Noche de los enamorados, su obra póstuma, es su libro más breve, más intenso, más original, más áspero, más… hay muchos y muchas más, pero sobre todo es su obra más transversal, más políticamente incorrecta y más “jodidamente” fascista de la literatura, como le gustaba calificar todo aquello que le gustaba o le disgustaba. Y es sobre todo una obra abierta, donde no se da nada por sentado y donde la imaginación del lector puede escoger entre los muchos testimonios que hay en ella.
Acompaña al libro un pequeño opúsculo, una selección de textos de muchos amigos donde le recuerdan. Donde todos ellos se han puesto de acuerdo para gritar ¡Viva Félix Romeo!, justo como el título del mismo.
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